Hay consenso en que Jair Bolsonaro atraviesa el momento más crítico desde el inicio del gobierno, en enero de 2019. La economía brasileña está destrozada y no muestra señales de recuperación. La pandemia sigue fuera de control y mata a más de dos mil personas cada día. Además, la vacunación está suspendida en la mayoría de las ciudades por falta de dosis. El rechazo a su gestión en las encuestas ha alcanzado los niveles más altos ya registrados y su aprobación personal está en el nivel más bajo. Finalmente, Lula recuperó sus derechos políticos, ya lidera los principales sondeos electorales para 2022 y ha estado hablando con jefes de diversos sectores importantes en el país.
Por si fuera poco, el Senado instaló una comisión parlamentaria de investigación (CPI) para conocer las responsabilidades del gobierno en las acciones para combatir la pandemia.
En Brasilia hay un dicho popular sobre el tema: se sabe cómo comienza una CPI, pero no cómo termina. Pese a lo que dicen los pasillos de la ciudad diseñada por Lúcio Costa y Oscar Niemeyer, hay muchos hechos e indicadores de que la comisión puede complicar mucho la vida del gobierno Bolsonaro. Enumero algunos de ellos:
1. La base leal del gobierno en la comisión es bastante minoritaria, con solo 4 de los 11 miembros. La mayoría de los integrantes son independientes o se oponen abiertamente a Bolsonaro.
2. El relator del CPI, quien en última instancia señalará los errores cometidos por el gobierno y si estos constituyen delitos que pueden derivar en juicio político contra el presidente o procesos penales contra ministros y otros funcionarios, es un viejo jefe político de la región Nordeste: el senador de Alagoas Renan Calheiros (MDB), odiado por los bolsonaristas y simpatizante del regreso de Lula a la presidencia.
3. El presidente del CPI, senador Omar Aziz (PSD), si bien afirmó que el trabajo de la comisión será conducido de manera “transparente” y “técnica”, entiende que es necesario encontrar a los culpables de la tragedia por la que pasa el país. “No podemos proteger a nadie que haya fallado o cometido errores en nombre de casi 400 mil muertes”, dijo el senador, quien es de Manaos y tuvo un hermano muerto por Covid-19 durante la crisis de falta de oxígeno en la ciudad.
4. Sobre todo, los crímenes de Bolsonaro, sus ministros y funcionarios contra la salud pública son muchos y los rastros son muy evidentes: todos están publicados en redes sociales o han sido revelados por la prensa.
Primera semana
La primera semana de la CPI fue muy mala para Bolsonaro. Dos exministros de Salud – Luiz Henrique Mandetta y Nelson Teich – de su gobierno confirmaron la fuerte disposición del presidente para promover la hidroxicloroquina como tratamiento, a pesar de la demostrada ineficacia para combatir el Covid-19, y criticaron las acciones personales del presidente que violaron recomendaciones fundamentales para reducir la circulación del virus, como la distancia social y el uso de barbijos.
Mandetta dijo el martes 4 de Mayo, que Bolsonaro fue advertido sobre la gravedad de la pandemia y destacó que el presidente ignoró la ciencia para enfrentar la crisis de salud.
El miércoles 5, Teich se mostró más comedido, pero desmanteló las tesis de los senadores del gobierno, que intentaron defender el uso de cloroquina y otras drogas que componen lo que los bolsonaristas denominan “kit Covid”.
Uno de los senadores, Marcos do Val (Podemos), incluso comparó la batalla contra el coronavirus con una situación de guerra, diciendo que hay que utilizar “todas las tácticas y todas las armas”. Teich necesitó pocas palabras para mostrar la inconsistencia de esta analogía. “Si la cosa no funciona y puede traer riesgo, no tiene sentido hacerlo, porque se pone riesgo sin agregar beneficio”, resumió el médico [video aquí].
Pazuello
El mayor problema para el gobierno, sin embargo, no fue lo que dijeron los exministros, sino la ausencia del general Eduardo Pazuello, el ministro de salud favorito de Bolsonaro, pero destituido en marzo por presión de los líderes del Centrão.
Los militares aseguraron haber tenido contacto con una persona infectada por el virus para ausentarse de su interrogatorio, pero él mismo no hizo test e incluso se reunió con uno de los asesores de Bolsonaro que más entiende cómo funcionan las CPI en el Congreso, el secretario general de la presidencia, Onyx Lorenzoni (DEM), veterano con varios mandatos en la Cámara de Diputados.
Tras la divulgación de esta reunión, los senadores hablaron de la posibilidad de promover una conducción coactiva de Pazuello para que sea llevado al CPI a dar su testimonio, que ahora está agendado para el 19 de mayo.
Para los que siguen la política en Brasil, el IPC seguirá al ritmo de una telenovela o una serie. O, como sugiere un perfil en Twitter dedicado a exponer las mentiras del presidente, será el festival “CPI Palooza”.
?? Está perdido sobre as atrações da CPI da Covid? Não está mais. Aqui está o calendário do CPIpalooza pra você agendar, programar alarme, marcar transmissão, cancelar aquele Zoom que podia muito bem ser um e-mail… De nada! pic.twitter.com/hXxixkGLIh
— Jairme’s Vaccine Race ? CPI volta em 3 de agosto! (@jairmearrependi) May 8, 2021
Continuaré siguiendo la CPI y lo contaré aquí en la columna.