Por Rogério Tomaz Jr.*
Una famosa periodista brasileña, reconocidamente “de derecha”, en sus propias palabras, dijo una vez, en una transmisión de Joven Pan, medio bolsonarista, que el entonces juez Sérgio Moro era un jugador de ajedrez que analizaba de antemano la acción de cada oponente.
“Tengo la impresión de que él, todos los días cuando llega a casa del trabajo, se pone el saco negro, camisa negra, corbata negra y va a un tablero de ajedrez para estudiar cuál será el próximo movimiento del oponente para luego lo acorralar”, dijo la periodista, en un comentario hecho en 2017, cuando la operación Lava-Jato aún era considerada un “orgullo nacional”.
En 2022, Sérgio Moro es una carta fuera del juego en la carrera presidencial y está afiliado al mayor partido del “Centrão”, el bloque de derecha conocido por sus prácticas políticas poco republicanas y que siempre fue duramente criticado por el ex-juez y sus amigos de Lava-Jato. La periodista, por supuesto, es motivo de risas.
Por su parte, el ex presidente Lula, víctima del lawfare de la “República de Curitiba” que pasó 580 días en prisión, lidera todas las encuestas para la elección, incluso con chances de ganar en la primera vuelta; construyó una alianza con un ex opositor que gobernó el estado de São Paulo durante 12 años y, con eso, fortaleció mucho las chances de que Fernando Haddad gane las elecciones en el mismo estado, lo que jamás ocurrió en la historia del PT.
La semana pasada, el PSB postuló a Geraldo Alckmin, como candidato a vicepresidente, para componer la fórmula junto a Lula. Y la prensa también informó que Lula invitó al ex gobernador a ser su padrino en la boda con la socióloga Rosângela “Janja” da Silva. En broma, se dice que esta invitación es para reducir la posibilidad de traición por parte de Alckmin, ya que él pasaría a ser parte de la familia.
Sea cierta o no esta intención, está claro que el gran ajedrecista político de Brasil se llama Luiz Inácio Lula da Silva.
Qué agrega Alckmin
Es cierto que el candidato del PT no necesitaría a Geraldo Alckmin para ganar la elección. En realidad, Lula puede ganar las elecciones sin importar el nombre que lo acompañe en la fórmula. Lo que Alckmin puede agregar y ayudar a formar, creen Lula y los líderes del PT, es una base más sólida en el Congreso, especialmente en la Cámara, donde la izquierda y la centroizquierda actualmente no tienen ni el 25% de los 513 escaños.
Si el PT logra elegir a Haddad en São Paulo, la alianza será aún más fuerte, ya que el estado tiene 70 escaños y, conociendo la historia política brasileña, es posible decir que pocos parlamentarios estarían dispuestos a oponerse a una coalición que controla tanto el gobierno federal como el estado más rico del país.
Actualmente, Haddad lidera la disputa con un buen margen, y detrás de él está Márcio França, del PSB, que aún no tiene garantizada la participación en la elección. Este lunes, Haddad, França y Alckmin cenaron en compañía de líderes políticos, juristas y abogados importantes en Brasil.
Muchos esperan que França se convenza de postularse para un escaño de diputado federal, ya que el PT renunció a su candidatura para el gobierno de Pernambuco, donde el PSB ha gobernado durante décadas.
Hasta el 7 de mayo, cuando se debe lanzar oficialmente la candidatura Lula-Alckmin, el escenario nacional deberá estar definido.
Sigamos acompañando.
*Periodista brasileño, cursando actualmente la Maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza. Trabajó durante 11 años en la Cámara de Diputados de Brasil. Twitter: @rogeriotomazjr
