El bicentenario de la reunión cumbre por la independencia americana

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Por Diana Ávila e Ignacio Politzer

Simón Bolívar y José de San Martín se encontraron en Guayaquil el 26 y el 27 de julio de 1822. En ese momento esa ciudad formaba parte de la Gran Colombia, y actualmente constituye la segunda ciudad de importancia de la República de Ecuador. Mirado desde la actualidad, podemos animarnos a decir que los Libertadores allí reunidos constituyeron la primera cumbre de líderes latinoamericanos.

San Martín llegó triunfante luego de vencer en las batallas de Chacabuco (1817) y Maipú (1818), lo que le permitió liberar a Chile a partir de la creación del Ejército de los Andes, por la vía marítima para culminar la obra de liberación americana en la fortaleza realista de América: el territorio del Perú.
Perú desde 1810 había resistido los embates internos y cuyo Virrey desde Lima y luego Cusco, logró revertir militarmente los ataques . Por esto, San Martín desembarcó en septiembre de 1820 y es en julio de 1821 cuando logró entrar a la ciudad de Lima y declarar la independencia, sin embargo el Ejército Realista no había sido derrotado, sino que se replegó en la sierra. San Martín, como Protector del Perú, desarrolló su segunda gestión de gobierno. Entre otras medidas, declaró el fin de la servidumbre; la libertad de vientre; la expropiación de los bienes de españoles y americanos del bando realista; el reconocimiento de las culturas originarias a través del otorgamiento de la ciudadanía y la publicación de los Comentarios reales del Inca Garcilaso de la Vega. Este posicionamiento político trajo la rápida oposición de los sectores altos criollos que pretendían una independencia sin una transformación social de las castas, es decir en donde los blancos continuaran con el control social. Esta situación de lucha interna, sumada a la desmembración del Ejército, que había llegado con él y sobre todo la falta de apoyo político del gobierno de Buenos Aires, que se consumó con decretar un precio a su cabeza, debido a la deserción por haberse negado (1820) a llevar su ejército al Río de la Plata para reprimir a las fuerzas artiguistas, esto hizo que San Martín no contara con los recursos necesarios para culminar la lucha militar por la libertad de América.

Es en ese contexto cuando se entrevista con Bolívar. De igual modo, había triunfado en la batalla de Pichincha (1922) que terminó de liberar Quito y consumó que la ciudad de Guayaquil se sumara a la Gran Colombia. Fue en ese momento en que se unió a la fuerzas liberadoras la patriota Manuela Saenz quien combatió a la par de los varones y dejó una huella gigante sobre el rol de las mujeres patriotas en la independencia. Sin embargo, pese a sus triunfos, Bolívar también comenzó a ver un frente interno complejo. La campaña militar requería su presencia en la dirigencia y en el campo de batalla, si bien era el presidente de la Gran Colombia.

La entrevista de Guayaquil no tuvo testigos. Pese a que Bartolomé Mitre, el expresidente y fundador del diario oligárquico en su libro “La historia de San Martín” dijera que Bolívar lo miraba al Protector del Perú con el ceño fruncido porque aquel era autoritario y que San Martín era el general benevolente y le dejó la gloria del triunfo final al ejército del Libertador del norte de Sudamérica por puro despojo. Más allá de la intencionada descripción de Mitre, los libertadores dejaron huella de su relación política en cartas demostrándose el afecto que se tenían mutuamente. Mitre quiso transformar el encuentro en un punto de discordia, previendo el ordenamiento político que iba a tener América posteriormente a la Independencia. Es importante destacar que los primeros escribas de la historia de América no fueron representantes legítimos del pueblo, sino de las diferentes oligarquías latinoamericanas que forzaron su necesidad política de legitimación de la balcanización de América Latina en una lectura histórica que les fuera funcional a esos intereses. Fue ese sector quienes crearon una Nación en cada puerto y forzaron la división política entre Bolívar y San Martín. Es decir que crearon esa supuesta enemistad no entre dos hombres, sino entre los dos referentes máximos de la liberación de Sudamérica, que se juntaron para resolver el último hito de la lucha independentista que se iba a desarrollar en Perú para la liberación de la Patria Grande, ambos pensaban en esa clave, aunque pudieran tener diferencias con respecto a cómo realizar esa tarea. Ese relato de enemistad política y distancia en los proyectos, también es rebatible cuando vemos que San Martín tenía en el cuarto de su casa de Francia un cuadro de Bolívar. Es decir que el padre de la patria o era muy masoquista o realmente la reunión con Bolívar no fue lo que se dijo.

Por otro lado San Martín llegó hasta aguas brasileras en 1828 para sumarse al ejército dorreguiano en la recuperación de la Banda Oriental usurpada por los brasileños. Manuel Dorrego era quien se había entrevistado con Bolívar y había sido seleccionado por el Libertador como su hombre en el Río de la Plata. La estrategia de Dorrego estaba basada en que el ejército libertador de Bolívar sumara sus fuerzas junto al ejército del Río de la Plata liderado por San Martín para derrotar al imperio brasileño. San Martín al enterarse del asesinato de Dorrego por un hombre que había sido de su ejército, Juan Lavalle, se rehúsa a bajar del barco y emprende su regreso a Europa.
San Martín en Europa también realizó diferentes gestiones en los países de Europa para el reconocimiento de las independencias americanas, es decir quienes lo trataron de poner como un viejito que solo cuidaba a su nieta también se equivocan.

Entonces la salida del Perú de San Martín refiere más a no poder contar con las tropas necesarias por parte de Bolívar y del pueblo peruano para terminar la emancipación por las disidencias internas que a un enfrentamiento con aquel. De hecho cuando San Martín se retira de la escena peruana (con acusaciones sobre despotismo, entre otras cosas que también le realizaron a Bolívar luego cuando se puso al frente del país) quien lo reemplazó fue un gobierno de criollos peruanos que intentaron triunfar, sin éxito, contra los españoles. Luego de estos fracasos fue el ejército de Bolívar, junto con un sector del ejército de los Andes, quien triunfó en las batallas de Junín y de Ayacucho, de la mano de Antonio Sucre con su frase histórica de marchar “A Paso de Vencedores”, y así culminó la gesta militar de emancipación americana el 9 de diciembre de 1824. La verdadera independencia en la práctica de todos nuestros países.

Hoy Guayaquil sólo tiene un monumento del encuentro de dos gigantes de América. La casa en donde se realizó fue derrumbada, buscando dejar en el olvido un símbolo de la integración americana.
San Martín y Bolívar comenzaron un camino de unión para terminar la emancipación, una profecía en palabras del Papa Francisco. En el siglo XXI ese camino fue recuperado por Hugo Chavez, Nestor Kirchner y Cristina Fernandez de Kirchner. En nuestro presente los pueblos latinoamericanos debemos seguir el ejemplo de nuestros patriotas de ayer y de hoy para realizar la definitiva independencia.