Entrevista a Federico Montero por FM 88.7 La Tribu
Cuando el gobierno de Ecuador eliminó los subsidios a los combustibles, miles de personas se lanzaron a las calles de Quito en octubre de 2019 para protestar contra el plan de ajuste económico del presidente Lenín Moreno. Sumado a esto, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en 2020 por un préstamo de US$6.500 millones de dólares trajo aún más rechazo en la sociedad ecuatoriana.
El estallido social de oposición al gobierno a raíz de estas y otras medidas, dejó en evidencia una polarización política que, con motivo de las elecciones presidenciales de este domingo, ha vuelto a resurgir. Si bien participan 16 candidatos en los comicios, quienes lideran la carrera en las encuestas son el economista Andrés Arauz, del “correísmo”, y el banquero y empresario Guillermo Lasso. Los dos candidatos representan el llamado “correísmo” y el “anticorreísmo” que dividen profundamente al país y que encarnan dos modelos de desarrollo económico opuestos.
Federico Montero, politólogo y docente universitario, quien está participando como veedor por parte del Observatorio del Sur Global, comenta sobre los cierres de campaña de los principales candidatos, Arauz, Lasso y Yaku Pérez.
Además, Montero afirma que “ningún candidato expresa el gobierno de Lenin Moreno. Es un gobierno que según todas las encuestas, tiene el mínimo de aprobación, de un 7%, de las más bajas de Ecuador, y las críticas son múltiples, principalmente por el defectuoso manejo de la pandemia. Ahora tenemos un rebrote muy fuerte que puede incidir en la participación electoral. La otra gran crítica es el deficiente manejo económico y las múltiples políticas de ajuste. Por último, el tercer elemento de crítica tiene que ver con la institucionalidad de Ecuador, de los roles de funcionarios estatales y el gran debate que proponen sectores respecto del manejo de la institucionalidad electoral”.
El politólogo, además, reflexiona sobre cómo la sociedad ecuatoriana atraviesa este momento: “Está fuertemente dividida como casi todas las sociedades latinoamericanas donde existió un proceso de avance popular. Eso generó sectores que adscriben al legado de la revolución ciudadana y otro sector fuertemente crítico de esa experiencia”.
Por último, Montero analiza la incidencia de la figura de Rafael Correa en este contexto: “Hubo una prohibición de participar en elecciones a personas con sentencias vinculadas a figuras de la corrupción, apuntando a Correa. Fue un difícil camino el de poder inscribirse electoralmente por parte del correísmo. En este sentido, se le prohibió presentarse como vice-presidente a Correa. Además, se impidió que en la propaganda oficial se use o esté presente su figura. Por más que haya esta serie de impedimentos de tipo legales, obviamente cuestionados por el correísmo, la presencia de Correa es insoslayable en toda la campaña, y uno podría decir que esta elección se trata de Correa, de cuál es el balance que hace el electorado respecto a la experiencia del correísmo y lo que representó como modelo político y económico”.
Las encuestas indican que el candidato del correísmo Arauz estaría aproximadamente entre el 35 y el 40%; con un 40% más un 10% de diferencia, se proclamaría ya presidente en primera vuelta. Sigue habiendo un gran número de encuestas, aunque no deja de ser un porcentaje muy significativo. En cuanto a la participación en las elecciones, Quito es una ciudad con un ritmo poco habitual, hoy hay poco movimiento y poca gente en las calles. Se está viviendo un fuerte rebrote de la pandemia, que puede incidir en la participación electoral.