Por Federico Montero y Pablo Macia
Joe Biden realiza su primera gira por Asia impulsando la estrategia de contención a China en la región. Por su parte, Rusia promueve el primer Foro Euroasiático como alternativa de reposicionamiento frente al conflicto con Europa. En Davos se reúne el establisment económico para analizar el impacto de la guerra en Ucrania. Mientras tanto, en América Latina se desarrollaron las elecciones presidenciales en Colombia marcando el fin del uribismo y la disputa por la orientación del cambio en la segunda vuelta.
La gira de Joe Biden por Asia
Esta semana se desarrolló la primera gira del presidente Joe Biden por Asia, con un itinerario que abarcó reuniones en Seúl con el presidente recientemente electo de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, y que continuó con su estadía en Japón para la reunión del QUAD y la creación de una nueva asociación de cooperación en la región. De esta manera la administración de Biden espera relanzar lazos estratégicos con los países de la región para contener la influencia económica de China, lo que generará un nuevo foco de tensión en la zona.
En su primera parada en Seúl, las autoridades norteamericanas y surcoreanas articularon estrategias de seguridad para contener las amenazas de Corea del Norte que viene aumentando la frecuencia de ensayos con lanzamientos de misiles balísticos hacia el mar de Japón. El Presidente conservador de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, electo el pasado 10 de Mayo promete una posición más dura frente a Pyongyang, desterrando la línea de acercamiento del ex presidente surcoreano Moon Jae-in. Además, se prevé que Yoon adopte una línea de mayor alineamiento con Estados Unidos para compensar y reequilibrar la dependencia comercial que el país tiene con China.
Pero lo más trascendente de la gira de Biden se produjo en Tokio, Japón, a instancias de la cumbre del QUAD (Diálogo de Seguridad Cuadrilateral), en el que participa Estados Unidos, Japón, Australia y la India desde su formalización en 2007. La asociación estratégica destinada a monitorear la seguridad en la región pasó por diversos momentos pero cobró fuerza en la era Trump, de la mano la “guerra comercial” con China y de la reactivación de conflictos como la actividad naval en las islas Senkaku, que reclama Japón y China; los conflictos fronterizos en el Himalaya por parte de la India; o los aranceles impuestos por Beijing a alimentos provenientes de Australia como sanción por culparlos de la pandemia del Covid-19.
La justificación que esgrime la alianza del QUAD para intensificar su acción en el Indo-Pacífico se basa en el supuesto avance de China en la región, a partir de la construcción de islas artificiales; de la presión ejercida sobre Taiwan y del acuerdo de seguridad que firmó con las Islas Salomón, que abre la posibilidad de establecer bases de seguridad en las zonas de influencia del Pacífico Sur. En cuanto a este último punto, el Canciller chino Wang Yi viene realizando una gira por el Pacífico en las que recorrerá las islas de Fiyi, Papúa Nueva Guinea, Kiribati, Tonga, Samoa o Timor Este. El objetivo es establecer acuerdos comerciales, de cooperación económica y de seguridad, en respuesta a la alianza de seguridad impulsada en la zona por Australia, Reino Unido y Estados Unidos (AUKUS). La zona marítima del Indo-pacífico es de vital importancia para el transporte comercial global, por ello es tan disputado el control de las rutas comerciales por los países de la región.
En cuanto a Taiwan, las declaraciones de Biden tensaron nuevamente las relaciones con Beijing al declarar que Estados Unidos usaría la fuerza militar para evitar que China se apodere de la isla. Si bien, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, aclaró que la “política de una sola China” de Washington hacia Taiwán “no ha cambiado”, es la tercera vez que Biden deja entrever la injerencia norteamericana en el conflicto. El portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán de China, Zhu Fenglian, instó a no enviar ninguna señal equivocada a las fuerzas independentistas y separatistas pro Taiwán, para no causar graves daños a la situación en el estrecho de Taiwán y a las relaciones entre China y Estados Unidos”. China considera a Taiwán como parte de su territorio, lo que es asumido por 181 países, incluido los EEUU, como condición para establecer relaciones diplomáticas con Beijing. En virtud de ello, Estados Unidos mantuvo la tradicional posición de “ambigüedad estratégica” por la cual se compromete a no intervenir directamente en los asuntos chinos mientras que asiste a Taiwan con equipamiento para defenderse. De esta forma se mantiene un foco de tensión en la región en el que las autoridades chinas advierten que responderán frente a un posible escalamiento.
De todas formas, la declaración final del QUAD omitió nombrar explícitamente a China aunque sí se refirieron al “uso peligroso de buques guarda costas y los esfuerzos por interrumpir las actividades de explotación marítima de otros países”. Tampoco pudieron ponerse de acuerdo en denunciar explícitamente a Rusia en el conflicto militar con Ucrania dada la negativa de India, que mantiene fuertes lazos comerciales con Moscú en el intercambio de hidrocarburos y alimentos. El anuncio más destacado del grupo fue la implementación de satélites para ayudar a los países de la región a “rastrear la pesca ilegal y las milicias marítimas no convencionales” y medidas para combatir el cambio climático a través de innovaciones que reduzcan el impacto ambiental.
Otra iniciativa lanzada dentro de la gira es la propuesta del Marco Económico para la Prosperidad en el Indo-Pacífico (IPEF por sus siglas en inglés) que incluirá a 13 países –los cuatro miembros del Quad, Corea del Sur, Indonesia, Tailandia, Singapur, Malasia , Filipinas, Vietnam, Nueva Zelanda y Brunei–, el equivalente a alrededor del 40% del PBI mundial. Esta propuesta impulsada por Estados Unidos surge como alternativa de cooperación económica a la Iniciativa de la Franja y la Ruta o la Asociación Económica Regional Integral (RCEP, siglas en inglés), que ya lleva varios años consolidándose en la región. De esta forma, Estados Unidos intenta lanzar una plataforma de financiamiento y desarrollo en la región pero sin la posibilidad de abrir sus mercados a los productos asiáticos dado el impacto en el empleo que puede generar en la economía estadounidense. El proyecto de cooperación con los países insulares del Pacífico consiste en apoyar su desarrollo o el compromiso de desembolsar 50.000 millones de dólares durante los próximos cinco años para financiar proyectos de infraestructuras regionales
En suma, Estados Unidos ha desplegado su estrategia para incidir en Asia-Pacífico y limitar la hegemonía económica y política de China como actor regional y global, lo que implica una mayor tensión en la región y una segura respuesta de Beijing.
Rusia reorganiza su ámbito de articulación hacia Eurasia
Mientras continúa el conflicto militar en Ucrania y frente a las sanciones de Europa occidental hacia la Federación Rusa, Moscú reagrupa económica y comercialmente a su zona de influencia en el marco del Primer Foro Económico Euroasiático en la ciudad de Bishkek, Kirguizistán.
El mismo se realizó previamente la reunión del Consejo Económico Euroasiático, creado formalmente en 2015 por Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Rusia, abarcando un territorio de poco más de 20,8 millones de kilómetros cuadrados con más de 182 millones de habitantes. El espacio también cuenta con países como Moldova, Uzbekistán y Cuba, con estatuto de observadores. Bajo el lema “Integración Económica Euroasiática en la Era de los Cambios Globales. Nuevas Oportunidades para las Inversiones”, participaron más de 2.500 representantes oficiales y de cámaras empresariales para impulsar acciones hacia un mayor desarrollo de la infraestructura de transporte y energía, la política financiera y bancaria, la cooperación industrial, las agendas digital y juvenil y el comercio electrónico, entre otras áreas. Este Consejo Económico Euroasiático cobra mayor relevancia en el escenario actual en el marco de articulaciones frente a otros bloques como los BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghai, la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental, y otras naciones. El Presidente Vladimir Putin recordó la propuesta de conformar una Gran Eurasia que permita arribar a nuevos acuerdos para complementar las normas de la Organización Mundial del Comercio, prestando atención a los aranceles, pero también a la eliminación de las barreras no arancelarias.
Putin se mostró confiado frente a la salida de empresas extranjeras occidentales en Rusia afirmando que ya fueron sustituidas por capitales locales y que la producción y los negocios crecieron pese a las sanciones. Además resaltó la propuesta en danza de 180 proyectos de industrialización y una inversión total de más de 300 mil millones de dólares para los Estados miembro de la Unión Económica Euroasiática. Con estas iniciativas la Federación Rusa intenta promover una articulación más efectiva en Eurasia como alternativa al bloqueo impuesto por occidente.
El Foro de Davos y el devenir de la economía global
Durante la semana del 22 al 26 se desarrolló en Davos, Suiza una nueva edición del Foro Económico Mundial para abordar los cambios de escenario por la Guerra en Ucrania, que profundizó la espiral inflacionaria y los cierres en las cadenas de suministro iniciados a partir de la pandemia del Covid-19 a nivel global.
La cumbre desarrollada presencialmente luego de dos años de pandemia se centra en el tema “La historia en un punto de inflexión: Políticas Gubernamentales y Estrategias Empresariales” se organiza en áreas como la cooperación global; el reequilibrio económico; la sociedad, la equidad y la salud mundial; la naturaleza, la alimentación y el clima; la transformación de la industria; y la innovación, la gobernanza y la ciberseguridad.
En la cumbre, la Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional FMI, Kristalina Georgieva señaló que el FMI prevé que el crecimiento de la economía global se ralentizará, pasando del 6,1% estimado en 2021 al 3,6% en 2022 y 2023 y que las economías recuperarán el nivel previo a la pandemia a partir de 2024. Por su parte, Gita Gopinath, primera subdirectora del FMI, fue enfática en afirmar que la inflación es por el aumento de los precios, no de los salarios, y que “podría haber una situación en la que los salarios aumenten y los precios no”. Otra problemática abordada en la cumbre fue el de la crisis alimentaria, que afecta especialmente a países en África, Oriente Medio y Asia, que dependen del trigo, la cebada y el aceite de girasol bloqueados en los puertos de Ucrania. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen acusó a Rusia de provocar esta crisis con el cierre del suministro de alimentos provenientes de Ucrania y el acaparamiento de los de Rusia a fin de provocar el aumento de precios. Por su parte, la fundación Oxfam impulsó la creación de impuestos para los más ricos que permitan paliar el aumento de costos de la energía y los alimentos de las poblaciones más vulnerables en distintas partes del mundo. Entre otras propuestas de impuestos progresivos extraordinarios y permanentes para los más ricos, Oxfam tomó la iniciativa llevada adelante en Argentina con el “aporte solidario de las grandes fortunas” en el marco de la pandemia del covid-19. En esa línea durante la semana el Ministro de Hacienda del Reino Unido, Runi Sunak, anunció un impuesto extraordinario, temporario y específico sobre la renta energéticaenta inesperada con el objetivo de recaudar más de 5 mil millones de libras esterlinas y destinar el monto a un plan de ayuda a hogares con menos recursos.
Las elecciones en Colombia y la disputa sobre la orientación del cambio en la segunda vuelta.
En cuanto a América Latina, el principal acontecimiento lo dieron las elecciones presidenciales Colombia, en las que se impuso el dirigente de izquierda, Gustavo Petro, del Pacto Histórico con el 40,32% de los votos en una elección histórica. Sin embargo la sorpresa la dio el empresario de 77 años, Rodolfo Hernández quien quedó segundo con 28,19 % de los sufragios con un discurso antipolítico que capitalizó parte del descontento social que se vive en Colombia después de años de hegemonía de la derecha encarnada en el liderazgo de Álvaro Uribe y de sus sucesores. De esta forma, se impusieron las opciones de cambio, tanto por izquierda como por una derecha antiestablishment que definirá el destino del país en la segunda vuelta del 19 de junio. En tercer lugar con alrededor del 24% quedó el candidato de la derecha tradicional, Federico “Fico” Gutierrez, quien se apresuró a darle el apoyo a Hernández en la elección del 19 de junio.
De esta forma, a pesar de la ventaja que obtuvo Gustavo Petro, el desafío para la izquierda estará en movilizar mayor cantidad del electorado que participó en las protestas de los últimos años y de disputar a parte del electorado que busca un cambio de que el Pacto Histórico es la alternativa más efectiva para el destino del país. En ese aspecto, frente al discurso “anticorrupción” y antiestablishment de Hernández, Petro propuso ‘un cambio de verdad’ y no ‘un salto al suicidio’, en referencia a su contrincante, y llamó a la militancia a buscar “un millón de votos más” para alcanzar la victoria
La eventual victoria del Pacto Histórico implicaría un cambio de dirección luego de años de políticas de alineamiento con Estados Unidos y de militarización del país, inclusive a pesar de los avances en los acuerdos de paz del período 2012-2016. Las próximas semanas serán decisivas en la campaña, en un país teñido por la violencia política, los asesinatos a dirigentes sociales y las amenazas de muerte que cumplen un papel desmovilizador. Sin embargo también han surgido multitudinarias movilizaciones populares en los últimos años que marcan la necesidad de transformaciones hacia políticas de mayor justicia social. En ese marco el desenlace se mantiene abierto en una campaña palmo a palmo en las próximas tres semanas para definir la nueva orientación que tomará Colombia.