por Florencia Tursi Colombo
Es complejo comprender el escenario político peruano ya que, por un lado, las figuras políticas cambian rápidamente al existir mecanismos, como la vacancia presidencial, que favorecen la crisis de representación. Por el otro lado, es difícil identificar las identidades políticas ya que se perciben de manera difusa producto de la estabilidad del sistema neoliberal.
Es decir, hay una lógica respecto del cambio de figuras y la estabilidad del sistema que provoca cierta confusión. Mientras los personajes políticos cambian, la lógica permanece. Entonces, hay una constante crisis producto del cambio de presidentes, ministros, etc y al mismo tiempo, hay una constante estabilidad de un sistema político-económico. Es un sistema cuya lógica favorece el cambio de personajes en el ejecutivo en pos de la estabilidad macroeconómica y de los poderes políticos detrás de ella.
Esta semana se intentó una nueva vacancia presidencial. Pero ¿qué significa eso? ¿y cómo se originó la inestabilidad política?
En este artículo les ofrecemos algunos elementos clave para la comprensión y el análisis del complejo escenario político peruano.
¿Qué es la vacancia presidencial?
Hace dos semanas la congresista Patricia Chirinos de Avanza País presentó ante el Congreso el pedido de vacancia presidencial por incapacidad moral permanente. Avanza País es el partido que llevaba a Hernando de Soto como candidato a la presidencia en las últimas elecciones, quien fue uno de los economistas de Fujimori en los 90.
La vacancia presidencial es una figura que contempla la Constitución del Perú que consiste en la posibilidad de que el Congreso saque al presidente de su cargo. Es comparable con la figura del juicio político que existe en otras constituciones aunque la vacancia es un procedimiento más sencillo ya que no implica un juicio. De hecho, los motivos de la vacancia son secundarios, es decir, no hay claridad respecto de a qué se refiere una incapacidad moral permanente.
En suma, no importa el motivo por el cual se impulsa la vacancia, por el contrario, de lo que se trata es de la aptitud de la oposición de juntar los votos en el Congreso. Por esto, la vacancia, es una figura que ha sido utilizada arbitrariamente en distintos casos, desde Alberto Fujimori en el 2000, hasta Martín Vizcarra hace tan solo un año. Incluso, es más fácil vacar a un presidente en Perú que echar de su cargo a un alcalde o un congresista.
La oposición necesitaba juntar 52 votos, es decir el 40% de aprobación, para que se admitiera el tratamiento de la moción contra Pedro Castillo en el pleno del Congreso. Y luego sumar 86 votos para aprobar la vacancia y sacar de su cargo al Presidente. Es decir, tan solo dos tercios de los congresistas pueden decidir, sin ningún motivo, sacar a un presidente electo.
El 7 de diciembre, día fijado para el tratamiento de la moción, la oposición no consiguió juntar los 52 votos para que se admitiera el debate. Solo obtuvieron 46. Los votos sumados de la oposición fueron de las bancadas de Avanza País, Fuerza Popular (el partido fujimorista) y Renovación Popular (el partido del extremista Lopez Aliaga), también se les sumaron dos congresistas de Alianza para el Progreso y uno de Podemos Perú.
Esa oposición que promovió la vacancia, más que con la derecha, podríamos identificarla con la extrema derecha, lo explicaremos en el siguiente apartado.
El origen de la inestabilidad política
Desde una visión coyuntural podríamos atribuir la actual inestabilidad política del Perú al inicio del gobierno de Pedro Castillo. Ahora bien, desde una visión de largo plazo podríamos entender la inestabilidad política como una constante del sistema político peruano que da cuenta del juego de ciertos sectores de la derecha. Es decir, una inestabilidad política generada por algunos sectores para mantener una estabilidad de fondo.
Ambas visiones se complementan. En primer lugar, Pedro Castillo asumió la presidencia del Perú el 28 de julio pasado. Castillo hizo campaña electoral promoviendo una nueva constitución, una nueva reforma agraria y la nacionalización de los recursos. Su discurso se hacía eco de los reclamos del “Perú profundo”. Sin embargo, en las ciudades y la costa, lugares en donde se concentra la élite y los poderes económicos, el discurso de Castillo provocó rechazo y odio. Así, comenzaron a darse una serie de marchas de grupos de derecha y extrema derecha, conocidos como “La Resistencia”, con actitudes racistas y mensajes de odio que se movilizaban contra la victoria electoral de Pedro Castillo. Fueron movilizaciones que cuestionaban el resultado electoral y denunciaban un supuesto fraude, respaldando la postura de Keiko Fujimori, aunque nunca pudieron probar las maniobras de fraude.
Después de la proclamación de Castillo y de su asunción, las manifestaciones continuaron y aún no cesan. Iniciaron en Lima y se fueron extendiendo a otras ciudades del país. Marchan contra el gobierno de Castillo y apoyan la vacancia presidencial, incluso han iniciado una junta de firmas contra la convocatoria a una Asamblea Constituyente, y mezclan su mensaje con un discurso machista, anti-derechos y anti-vacunas.
La derecha en el Congreso compuesta por las bancadas de Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular respaldan y fomentan dichos mensajes. Es por esto que podemos afirmar, como señalamos más arriba, que hay una radicalización de la derecha en el Congreso.
En segundo lugar, analizando a largo plazo, en el último quinquenio, el Perú tuvo 4 presidentes. Desde entonces, el tema de la gobernabilidad ha aparecido en el centro de los debates y las discusiones ya que ningún presidente, durante el último período, ha podido mantener la estabilidad de su gobierno, por el contrario, han sido constantes los embates por parte de la oposición en el Congreso (a través de la vacancia presidencial o las mociones de censura a los ministros) provocando un clima de inestabilidad.
La particularidad de la inestabilidad política del anterior período presidencial era que se daba entre dos facciones de la derecha. Es decir, dos sectores de la derecha, uno con mayoría en el Congreso y el otro dirigiendo el Ejecutivo, se disputaban el poder. En cambio, en esta oportunidad, la disputa se da entre sectores ideológicos opuestos: la derecha en el Congreso y la izquierda en el Ejecutivo. Ahora bien, dentro de la izquierda también ha habido conflictos.
Desde que asumió Castillo, el partido Perú Libre, con el cual llegó a la presidencia, inició una confrontación interna entre la fracción más dura del partido liderada por Vladimir Cerrón (fundador del partido) y el electo presidente a causa de la inconformidad de ciertos nombramientos en el gabinete. La disputa interna opacó el anuncio de la nueva reforma agraria y precipitó el cambio de Guido Bellido, del ala dura del partido, a Mirtha Vasquez, más moderada y perteneciente al partido Frente Amplio, como Presidenta del Consejo de Ministros.
Las internas entre el gobierno y el partido también son un factor de inestabilidad ya que incluso se puso en duda el apoyo de la bancada de Perú Libre en el Congreso al Presidente. Sin embargo, en la última semana, a raíz del avance de la moción de vacancia, Cerrón y Castillo se reunieron para privilegiar la estabilidad institucional y preservar el gobierno ante el ataque de la derecha que parecía aprovecharse del quiebre interno.
El escenario político desde sus pliegues
La lógica del cambio de presidentes y ministros en pos de la estabilidad de un sistema político-económico provoca un escenario complejo pero que podemos llegar a comprender, con todas sus complejidades, desde la óptica de los pliegues.
Los pliegues son una forma de abarcar la política peruana desde aquello que en apariencias “no cierra”: ¿Cómo comprender la victoria electoral de Pedro Castillo y el apoyo del pueblo? ¿Cómo comprender todo ello y al mismo tiempo la estabilidad del neoliberalismo, la hegemonía de los grupos económicos y las maniobras que favorecen a la derecha en el Congreso?
En Argentina se suele utilizar la imagen de la grieta para referir a la disputa política entre dos modelos distintos. Esa imágen en Perú no aplica ya que no es posible identificar dos modelos, por el contrario, lo que se percibe es un único modelo sin grandes cuestionamientos.
De lejos, lo que vemos en Perú es una llanura producto de la estabilidad del modelo neoliberal. Sin embargo, al acercarnos a ese llano sistema se comienzan a percibir pequeñas vetas en distintas direcciones, con distintas formas y tamaños que agrietan esa superficie en apariencia llana. Eso es lo que identificamos como los pliegues, que no son más que los cuestionamientos, los modelos alternativos, las distintas voces, las desigualdades y todo ese “otro” que no encaja dentro del sistema neoliberal dominante.
A veces esos pliegues se hacen más grandes, crecen y salen a la luz. Así apareció Pedro Castillo en la presidencia. Castillo es el producto de un pliegue. No obstante la llanura del sistema hace todo lo posible por ocultarlo, a través de los mecanismos que ese mismo sistema ha instaurado, para que todo ese “otro” permanezca en aquel lugar, el de ser un simple pliegue oculto.
La imagen de los pliegues fue utilizada por Elias Palti en el libro Una arqueología de lo político. Regímenes de poder desde el siglo XVII para describir aquel momento en que se produjo la escisión entre lo sagrado y lo profano en los siglos XVII y XVIII. Tal escisión abrió el campo de lo político ya que lo teológico, aquellos códigos y convenciones que encontraban su fundamento en Dios, se convierte, a través de distintos pliegues, en un problema político, dando cuenta de lo artificial y convencional de las cosas.
Así, los pliegues son momentos de lo político en donde se cuestiona lo homogéneo, lo dado y el sentido de las cosas.
En Perú, lo que la aparente estabilidad del sistema oculta es el piso agrietado sobre el que se asienta. El intento de vacancia presidencial de esta semana tuvo la intención de tapar ese pliegue que abrió Castillo y de volver a la llanura.
No hay otra forma de entender la inestabilidad política generada por algunos sectores de la derecha y la extrema derecha peruana que como una maniobra que busca mantener una estabilidad de fondo, la estabilidad del modelo que los beneficia.