Por Federico Montero
Las elecciones de este domingo no solo definieron una nueva correlación de fuerzas en el Congreso, donde el Pacto Histórico se impone como primera minoría en un escenario fragmentado, sino que consagraron a tres candidatos presidenciales de cara a la primera vuelta del 29 de mayo próximo. La eventual segunda vuelta sería en junio de 2022.
Gustavo Petro, Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo ganaron sus consultas internas, los dos primeros con amplia ventaja sobre sus competidores y el tercero con un resultado más ajustado.
En términos históricos, las fuerzas populares y de centroizquierda aspiran a poder canalizar políticamente el proceso de movilización que tuvo su pico en 2019 y orientar esas demandas en una agenda alternativa a los tres pilares que organizan la política colombiana en las últimas décadas: la doctrina de “seguridad democrática” para abordar el conflicto interno, las reformas estructurales de orientación neoliberal y el alineamiento subordinado a la política hemisférica militarista norteamericana desde el “Plan Colombia”.
Volviendo a los resultados, una primera lectura indica que se impuso una relativa polarización del escenario político, por la importante diferencia obtenida en las internas por los candidatos Petro y Gutierrez, y la relativa debilidad de la centro derecha de Fajardo. Habrá que ver si esta polaridad se sostiene de cara a las presidenciales, o si la búsqueda de los votos de la centro derecha hace que los candidatos moderen su discurso.
En el escenario legislativo, el Pacto Histórico será la primera minoría, en un Congreso fragmentado, diverso y atravesado por distintos clivajes. La irrupción de nuevas expresiones y demandas de renovación convive con la persistencia de las estructuras tradicionales que organizaron la política colombiana en el siglo XX: el Partido Liberal (15 senadores) y el Partido Conservador (16 senadores), aún desgastados, mantienen su presencia y jugarán un rol cualquiera sea el resultado de las presidenciales.
Por el lado de las novedades políticas, el domingo cristalizaron su presencia electoral tres liderazgos emergentes, Francia Márquez, David Barguil y Carlos Amaya. De las tres, se destaca Francia Marquez, que representa un espacio político, social y hasta geográfico históricamente ausente en la política colombiana. El campo, golpeado por el conflicto armado, los desplazamientos forzados y la población afrocolombiana se sintetizan en un liderazgo que revalidó su lealtad ideológica al rechazar la propuesta de Fajardo de incorporarla en su fórmula tras los resultados del domingo.
La negativa de Francia a complementar la propuesta de centro derecha de Fajardo con una alianza hacia sectores populares, estrategia que fue característica del ex presidente Santos, se orienta a la disputa por la conformación de la fórmula de la izquierda. Petro deberá decidir a través de la fórmula y de la integralidad del dispositivo del Pacto Histórico cómo amplía hacia el centro urbano sin relegar a los movimientos sociales.
Por el lado de la derecha, la consolidación del liderazgo de Federico Gutierrez se plantea como una continuación de una especie de post uribismo, en momentos en que la propia figura de Uribe y su prédica tradicional aparece desgastada.