Garretón: “La nueva Constitución chilena abre un horizonte de esperanza”

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Conversamos con Manuel Antonio Garretón*

Chile atraviesa un momento político singular debido al proceso constituyente que se encuentra en marcha. 

Esta última semana la Convención Constituyente publicó el borrador de lo que podría llegar a ser la nueva constitución que deberá someterse a un referéndum en septiembre. 

El viernes pasado en nuestro programa Miradas del Sur Global por Radio Caput, conversamos con el sociólogo y docente chileno Manuel Antonio Garretón a propósito de la constituyente y la nueva constitución.

Garretón definió a la Convención constitucional como un ámbito heterogéneo, conformada no tanto por representantes de las fuerzas políticas sino, sobre todo, por independientes, lo cual provocó una representación social diversa, acorde a las características sociales del país. En este sentido, sostuvo que la Convención “representa mucho más socialmente al país en términos de estratos sociales, en términos de hombres, mujeres, y  en términos de generacionales”.

El contraste puede verse con las últimas elecciones parlamentarias, las del año pasado, en donde se reprodujo el sistema de partidos llegando a cierto empate entre las fuerzas políticas de derecha y las fuerzas políticas de izquierda. En cambio, la Constituyente expresa para Garretón el mundo del estallido del 2019.

Pero la Constituyente fue mucho más allá, desencadenando la aparición de centros y grupos de debates en todas las universidades. Garretón sostiene que el impacto que tuvo la Convención provocó que haya todo un “país constituyente”. 

También se refirió al borrador que se presentó. El mismo tiene un problema que es que “las comisiones hacían votar en el pleno sus propias iniciativas muchas de ellas o son contradictorias o alguna se repiten”. Para subsanar eso hay una comisión de armonización, otra comisión que tiene que ver con las normas transitorias y otra para elaborar el preámbulo. Todo eso tiene que ir en un par de semanas al pleno y ahí quedaría terminado el proyecto para ser sometido a un plebiscito de salida con voto obligatorio el día 4 de septiembre.

Centralmente, remarcó Garretón, que la nueva Constitución consagra un nuevo Estado, una nueva forma de Estado que es el Estado social de derecho, democrático, plurinacional, con democracia paritaria, ecológico y con un fuerte énfasis en los derechos sociales. Asimismo, deja a la política democrática del futuro la posibilidad de ir progresando hacia las transformaciones que vendrán. 

Por otro lado, le consultamos a Garretón sobre los cuestionamientos a la Constituyente y el rechazo a la nueva Constitución. Al respecto, Garretón señaló que la campaña de descréditos, en términos estrictos, comenzó desde el momento que fueron elegidos los convencionales. Antes de eso, no había una campaña negativa ya que el rechazo a un proceso constituyente había obtenido tan solo un 20% en el plebiscito del 2020, “ lo que era claramente una minoría”. 

Respecto a qué puede llegar a pasar en el plebiscito de septiembre, Garretón analizó que es probable que suceda algo similar que en el plebiscito de 1988 y también similar al resultado de la última elección presidencial. En 1988 fue el plebiscito del Sí y el No que decidía si Augusto Pinchet seguía o no en el poder. El resultado fue que Pinochet sacó un 44,1%, mientras que la votación contra Pinochet, el No, sacó 55,9%. Lo interesante es que en la última elección presidencial, el porcentaje de resultados entre la derecha y la izquierda fue el mismo. La derecha más dura de Chile, es decir lo más cercano a Pinochet, obtuvo un 44,1% en la elección y Gabriel Boric, que representaba la democracia y la transformación, el presidente más joven de la historia Chile y al mismo tiempo, el primer gobierno de izquierda izquierda desde Salvador Allende, sacó un 55,9%. Exactamente el mismo resultado.

En consecuencia, expresó Garretón, que lo que hay que pensar es que el plebiscito del próximo 4 de septiembre no va a ser una reproducción  del 80 – 20, como fue el plebiscito de entrada, que dio origen al proceso constituyente, sino que se reproduzca lo que son las reales mayorías y minorías del país.

Por último, señaló Garretón el profundo significado que tiene la nueva Constitución. La Constitución se hace cargo de los elementos fundamentales que provocaron la crisis y el estallido del 2019 y al mismo tiempo, se hace cargo de las deudas históricas, alguna de ellas ancestrales como la deuda con los pueblos originarios, se hace cargo de las desigualdades a través de reemplazar el principio del Estado subsidiario por el Estado social de derecho, se hace cargo de lo que ha sido las inequidades de género al declararse como una Constitución feminista y eso tiene un correlato en el actual gobierno porque vamos a tener una propuesta de Constitución que es afín al gobierno de modo que será más factible su implementación ya que hay un ejecutivo que expresa los mismos principios de transformación, del orden económico social y del papel del Estado.  

Respecto del gobierno de Boric, enumeró las más importantes medidas que ha tomado hasta ahora como el aumento del salario mínimo, el debate en torno al nuevo horario del trabajo las 40 horas, las ayudas directas a las familiares y el abordaje de la violencia de seguridad pública, entre otras.

Ahora bien, aunque es menos probable, podría llegar a ganar el rechazo a la nueva Constitución.  Lo que puede darse es una lucha ideológica con toda la derecha desplegada en el máximo de sus fuerzas para detener el avance del gobierno y de la nueva Constitución, a través de generar incertidumbre en la opinión pública.

En ese caso, expresó Garretón que, si las fuerzas del status quo lograran imponerse utilizando los mecanismos de amenazas con la incertidumbre, si llegara a ocurrir eso, el país entraría en una crisis muy difícil de remontar porque precisamente lo que intenta la Constitución es resolver aquellos problemas de fondo que motivaron el gran estallido que marcó el punto más álgido de la crisis de la sociedad chilena.

No obstante, distingue Garretón que el proceso es de largo alcance. Que la resolución de las demandas no sucederá al día siguiente de cuando se apruebe la Constitución.

Lo central es que la nueva Constitución abre un horizonte de esperanza que le deja a la política y a la ciudadanía la capacidad de ir forjando ese horizonte a partir de la nueva norma.


* Manuel Antonio Garretón es Doctor en Sociología y docente de la Universidad de Chile.