La Unión Europea suma a Ucrania y los BRICS amplían su influencia

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La cumbre anual de los BRICS se presenta como bloque alternativo de los países emergentes en el nuevo escenario global. Por su parte, la Unión Europea aceleró el proceso de adhesión de Ucrania y Moldavia al bloque comunitario. Pero la incorporación definitiva no está garantizada teniendo en cuenta la experiencia de los países balcánicos. El G7 decidirá los pasos a seguir a partir de la guerra y la crisis económica, reforzando la estrategia occidental. En América continúan las expectativas de avance tras el triunfo de Petro en Colombia. La convulsión social se agudizó en Ecuador con la represión impulsada por el presidente Lasso y se avecina una crisis política. La Corte Suprema de Estados Unidos derogó el fallo que garantizaba el aborto seguro a nivel nacional.

Por Federico Montero y Pablo Macia

El conflicto bélico en Ucrania precipitó el aceleramiento de nuevos posicionamientos geopolíticos a nivel mundial que tienden a concentrarse en 2 ejes vertebradores. Por un lado, los países desarrollados de occidente que se abroquelan en la Unión Europea, el G7 y la OTAN bajo la hegemonía de Estados Unidos para aislar a Rusia. Por el otro, surge un nuevo protagonismo de los países emergentes con fuerte impulso de China en asociaciones como el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que proponen una arquitectura de gobernanza multilateral acorde a la nueva correlación de fuerzas globales frente al declive de los Estados Unidos. Ambos marcos de alianzas se reunieron en paralelo durante la semana.

Los BRICS continúan tejiendo alianzas en el nuevo contexto global

Durante la semana se desarrolló en formato virtual la XIV Cumbre de los BRICS  (Brasil, Rusia, India China y Sudáfrica), congregando a países emergentes que representan un 40% de la población mundial y un PBI de alrededor de un 25%. El espacio constituido en 2009 viene cobrando relevancia en el comercio y la producción mundial, impulsando un marco alternativo a las potencias occidentales con respecto a la economía y la gobernanza global.

A partir del conflicto militar en Ucrania se intensificaron las relaciones entre Rusia y los demás miembros del BRICS como alternativa al bloqueo impuesto por occidente a Moscú. Ninguno de los miembros del espacio condenó abiertamente a Rusia ni está a favor de las severas sanciones impuestas por la UE y el G7, tal como lo demostraron en las votaciones en la ONU. Mientras el G20 está paralizado por la falta de consenso de sus miembros con respecto al conflicto militar, el BRICS opera como ámbito de referencia y de construcción del multilateralismo autónomo de la hegemonía de Estados Unidos. En ese aspecto el bloque evalúa continuar ampliando su alianza a través del BRICS plus, y promueve el sostenimiento de las instituciones de la ONU y el G20 en los que se encuentran los países desarrollados y los emergentes, bajo nuevas condiciones de igualdad. En ese marco se plantea avanzar hacia una nueva estructura financiera que libere a la economía mundial de la dependencia del dólar, puesto en cuestión a partir de las sanciones, los bloqueos y las expropiaciones a los activos rusos.

El presidente de China, Xi Jinping, evaluó que la pandemia de COVID-19 está erosionando los logros del desarrollo global acumulados durante décadas, y que se ve obstaculizado el proceso de implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, a lo que se suman la creciente brecha Norte-Sur y las crisis alimentaria y energética. Para revertir esos efectos China adoptará medidas prácticas para dar continuo apoyo a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En ese contexto anunció mayores fondos de cooperación internacional Sur-Sur y para el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para la Paz y el Desarrollo. También prometió reforzar la cooperación para garantizar la seguridad alimentaria y energética, aprovechar las oportunidades de la revolución científico-tecnológica y las transformaciones industriales, impulsar el desarrollo de la economía digital y la transición verde.

Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, sostuvo que la autoridad de los BRICS en la escena mundial está en constante aumento dado su potencial político, económico, científico, tecnológico y humano. Putin se refirió a que el cambio geopolítico que está aconteciendo es irreversible y que son producto de los errores de Estados Unidos y los países occidentales que lo acompañan.

Por invitación de Xi Jinping en el marco del 50° aniversario del inicio de relaciones diplomáticas con China, el presidente Alberto Fernández participó de la XIV Cumbre de Jefes de Estado de los Brics manifestando la aspiración de Argentina de ser miembro pleno del espacio. Fernández aseguró que Argentina es proveedora de alimentos y de servicios en el ámbito de la biotecnología y la logística aplicada, permitiendo no solo exportar bienes sino también experiencia para formar especialistas y mejorar la productividad en otros países. Además afirmó las potencialidades de la Argentina en materia de energías fósiles y de la  explotación del litio, del hidrógeno verde y de otras energías renovables”. De esta manera Argentina intenta posicionarse en el escenario de los países emergentes mediante una inserción autónoma en el marco internacional.

Claroscuros en el respaldo de la Unión Europea a Ucrania para su incorporación al bloque comunitario

Este jueves y viernes 23 y 24 se reunieron los Jefes de Estado de los 27 países que componen la Unión Europea en Bruselas. En su primer día, el Consejo Europeo resolvió la incorporación de Ucrania y Moldavia como países candidatos a sumarse al bloque comunitario, dando por primera vez ese estatus a un país en guerra. De esta forma, Europa respaldó a Ucrania prometiendo, además, una ayuda financiera de 9.000 euros durante el año y apoyo para la reconstrucción del país. El Consejo Europeo advirtió que Rusia, Bielorrusia “y todos los responsables de crímenes de guerra rendirán cuentas de sus actos” y prometió que “proseguirán los trabajos sobre las sanciones”. Así, la UE delimitó el campo enemigo del marco de alianzas que pretende constituir, en el que también se encuentra Georgia aunque no ha sido aceptado como candidato ya que debe cumplir con reformas importantes en materia política y social.

La decisión acelerada que tomó Europa se vio precipitada por el conflicto militar en Ucrania, y tiene como objetivo liberar a este país y a Moldavia (que presenta en la zona pro-rusa de Transnistria un potencial conflicto) de la esfera de influencia de Moscú.

Pero la incorporación definitiva al bloque comunitario europeo puede llevar años e incluso tener retrocesos, tal como lo demuestra la experiencia de los países balcánicos. En efecto, Macedonia del Norte es formalmente candidato a la adhesión desde 2005, Montenegro desde 2010, Serbia lo es desde 2012 y Albania desde 2014 y sus mandatarios manifestaron su descontento tras la falta de avances en la incorporación al bloque. La adhesión a la Unión Europea debe darse por unanimidad y en los casos antedichos es Bulgaria quien se niega por disputas políticas entre sus vecinos. El último caso de incorporación fue el de Croacia en un proceso que tardó 10 años hasta su realización en 2013. El proceso para la incorporación al bloque requiere del cumplimiento de reformas económicas, políticas e institucionales difíciles de obtener y menos en circunstancias atravesadas por una guerra como las que presenta Ucrania. En ese aspecto la Unión Europea está evaluando relajar algunos requisitos para acelerar los procesos de adhesión al bloque. Pero eso mismo pone en peligro la estabilidad macroeconómica e institucional en un organismo regional con la multiplicidad de estados en juego.

En cuanto a la situación económica que ocupó la segunda jornada del Consejo Comunitario, la inflación alcanzó un récord del 8,1% en la zona del euro como producto de la crisis de la energía y de los alimentos, derivada de la salida de la pandemia y potenciada por la guerra en Ucrania. El Banco Central Europeo (BCE), presidido por Christine Lagarde anunció la primera suba de la tasa de interés en más de 10 años, intentando contener la escalada inflacionaria. Pero las medidas macroeconómicas ortodoxas, en momentos de desajuste en la oferta causada por la guerra y las sanciones, no garantizan la estabilización de precios ni mucho menos sostener el poder adquisitivo de las poblaciones. 

El G7 decidirá los pasos a seguir a partir de la guerra y la crisis económica

Desde el 26 al 28 de junio se realizará la  cumbre anual del G7 (Canadá, Francia, Italia, Japón, Reino Unido,  Estados Unidos y el anfitrión Alemania) en Schloss Elmau. Desde la perspectiva de los Estados Unidos, el enclave promete adquirir un mayor protagonismo en esta etapa ya que, a diferencia de la ONU o el G20, todos sus miembros están alineados en oposición a Rusia. Al respecto existe un matiz entre los países anglosajones (Estados Unidos, Reino Unido y Canadá) que adoptan una posición de mayor beligerancia frente a Moscú, y los tres países miembros de la Unión Europea (Alemania, Francia e Italia), que buscan una solución más negociada y que además están más cerca del conflicto y de sus consecuencias.

Los países miembros del G7 han pasado de representar el 44% del PBI mundial en 2000 al 31% en 2020, pero aun así continúan siendo determinantes dentro del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). También son los principales aportantes en la financiación de las operaciones humanitarias internacionales como el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Frente a la crisis económica existente como producto de la pandemia y la guerra en Ucrania, la destacada economista Mariana Mazzucato adelantó en un reciente artículo  cómo el G7 podría ayudar a los países endeudados. En ese aspecto señaló la importancia del FMI en habilitar los derechos especiales de giro (DEG) y extender  inmediatamente la Iniciativa de Servicio y Suspensión de la Deuda hasta 2023. Además cuestionó el régimen de préstamos del FMI ya que con los condicionamientos de austeridad que imponen ejercen un efecto contraproducente a los objetivos de crear un espacio fiscal con el que manejar una crisis económica y de salud pública. En esta edición del G7 fueron invitados a participar India, Indonesia, Sudáfrica, Senegal y Argentina en representación de Asia, África y América Latina.

Avances y retrocesos en el continente americano

Las repercusiones del histórico triunfo de la izquierda en Colombia del domingo pasado continuaron generando expectativa en la semana como producto de la actividad del flamante presidente electo, Gustavo Petro. En primer lugar, tras una charla con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, Petro confirmó que  reabrirá la frontera con Venezuela y restablecerá relaciones diplomáticas con el país bolivariano. Este avance revierte la tensa relación que ambos países mantenían desde el 2015 y que cortó el flujo comercial en la frontera de 2.200 kilómetros que comparten. El electo presidente de Colombia también conversó sobre el futuro de las relaciones bilaterales con el presidente norteamericano Joe Biden, centrándose en temas de economía, seguridad y “cambio climático”. En la misma noche de la victoria electoral Petro afirmó que propondrá a Estados Unidos y los gobiernos de América Latina, acelerar los pasos de la transición energética, manifestando un cambio de posicionamiento con respecto al tradicional alineamiento del uribismo con Norteamérica.

En materia interna, el Pacto Histórico se reunió con el Partido Liberal para avanzar en una mayoría parlamentaria en las dos cámaras legislativas junto al Partido Verde y los Comunes. De esta manera le da cuerpo a su propuesta de constituir un Gobierno desde “la paz y la justica social y ambiental”. Otra referencia en este aspecto es la de la vicepresidenta Francia Márquez, que bajo la consigna de un “vivir sabroso” promueve la seguridad, integridad y dignidad de los afrocolombianos, las disidencias y los sectores populares del país.

En cuanto a Ecuador, se profundizaron las protestas populares en un paro que ya lleva dos semanas en reclamo por la baja de los combustibles, entre otras exigencias. El presidente neoliberal Guillermo Lasso pretendió sofocar el conflicto con el decreto 455 que convalidó el Estado de Sitio en Pichincha, Imbabura y Cotopaxi y que se extendió a otras regiones. Con ello no hizo más que escalar el conflicto que ya se ha cobrado la vida de 6 manifestantes. Frente a las movilizaciones indígenas, de sindicatos, movimientos sociales y estudiantiles, el presidente Lasso acusó al titular de la CONAIE, Leónidas Iza, de intentar destituirlo y amenazó con hacer uso progresivo de la fuerza. En rigor, es la bancada de la Unión Nacional de la Esperanza (Unes), que responde al expresidente Rafael Correa, quien presentó con 47 firmas un pedido de sesión para destituir a Lasso. Los miembros de la bancada correísta denuncian que durante su gobierno Lasso no ha cumplido con las promesas dadas a diversos reclamos populares y que por el contrario los profundizó. Por ello invocan el mecanismo institucional contemplado en el artículo 130 de la Constitución que prevé la posibilidad de una convocatoria a sesión especial para que la Asamblea Nacional evalúe la destitución  presidente por “grave crisis política y conmoción interna”. Mientras transcurre dicho proceso, para el que se requieren 91 votos, el presidente puede aplicar la llamada “muerte cruzada” que implica un llamado a elecciones pero con disolución de la misma Asamblea. De esta forma,  la crisis económica y social que generó la política neoliberal de Lasso devino una crisis política que permanece abierta en el país.

Por último, la Corte Suprema de Estados Unidos revocó la sentencia que garantizaba el derecho de las mujeres al aborto seguro a nivel nacional. Con la revocatoria del fallo Roe vs. Wade de 1973, queda en manos de cada estado la potestad de autorizarlo o no. El mismo se dio en el marco de la polarización política que atraviesa Estados Unidos desde la victoria de Donald Trump, que generó la revisión de consensos establecidos en materia de una serie de derechos civiles establecidos durante años. La incorporación de 3 nuevos jueces de orientación conservadora en la Corte Suprema durante la gestión Trump, cambió la relación de fuerzas en el cuerpo. Pero además, 26 de los 50 estados de unión aprobaron o aprobarán leyes que prohíben total o parcielmente el aborto. La ONU criticó el fallo que implica un retroceso en los derechos reproductivos de las mujeres contemplados en acuerdos internacionales y en leyes en distintas partes del mundo.  “Cuando se restringe el acceso seguro y legal al aborto, las mujeres se ven obligadas a recurrir a métodos menos seguros, con demasiada frecuencia con resultados dañinos o desastrosos, especialmente para las mujeres que se ven afectadas por la pobreza o la marginación, incluidas las pertenecientes a minorías”, indicó la agencia. En respuesta al fallo, estados como los de California, Oregon y Washington enviarán recursos para que la salud reproductiva sea accesible a las mujeres de cualquier región del país dentro de sus estados. De esta forma se agudiza la disputa entre los sectores progresistas y los conservadores en materia de derechos civiles, en un conflicto que permanece abierto.