Mirada Multipolar | Al mundo lo han partido en dos ¿otra vez?

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Hace tiempo que se habla de una nueva Guerra Fría o, al menos, de una nueva división bipolar: atlanticistas vs eurasiáticos, liberales vs soberanistas o, según la Estrategia de Seguridad Nacional Provisoria, demócratas vs autócratas. Por un lado, Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Europea, etc., por el otro Rusia, China, Irán, etc. Esta semana, una serie de hechos marcaron más la diferencia entre estos bloques, aumentando la tensión e invalidando el diálogo entre bloques.

Pasando revista en Londres

El 16 de Marzo, el primer ministro británico, Boris Johnson, presentó ante el Parlamento la Revisión Integrada de Seguridad, Defensa, Desarrollo y Relaciones Exteriores. Un documento extenso de 114 páginas, muy elaborado, a diferencia de la Estrategia de Seguridad Nacional Provisoria de Biden, que fue filtrado a la prensa unos días antes. Esta Revisión busca orientar el camino del Reino Unido tras su salida de la Unión Europea, reafirmando su independencia y sus añoranzas de cuando era una potencia hegemónica.

Hay cosas que no cambian, como es la relación especial con Washington: “Estados Unidos seguirá siendo el aliado y socio estratégico más importante del Reino Unido” o el mantenimiento de Alemania y Francia como sus principales aliados en el continente europeo.

Pero hay algo más inmutable en la política exterior británica, que es el imperialismo:

Continuaremos defendiendo la soberanía del Reino Unido sobre las Islas Malvinas, Georgia del Sur y Sandwich del Sur y aseguraremos que los intereses de las 3.500 personas que viven allí estén protegidos de conformidad con el principio de autodeterminación.”

Un principio de autodeterminación que no es el reconocido por Naciones Unidas debido a que se trata de población implantada. El resto de la Revisión deja en claro que poco le importa al Reino Unido esos 3500 habitantes, sino que las colonias británicas sólo sirven como puestos de control estratégicos:

Las fuerzas armadas continuarán disuadiendo y desafiando las incursiones en las aguas territoriales británicas de Gibraltar. Una inversión significativa en las Zonas de la Base Soberana de Chipre garantizará nuestra capacidad para contribuir a la seguridad, con aliados, en el Mediterráneo Oriental. Las fuerzas armadas también mantendrán una presencia permanente en las Islas Malvinas, la Isla Ascensión y el Territorio Británico del Océano Índico;

Como era de esperarse, el gobierno argentino condenó las declaraciones de Boris Johnson sobre la militarización de las islas Malvinas, además de volver a reclamar la soberanía sobre las islas. El comunicado de la Cancillería argentina deja en claro que el tono militarista de Johnson se debe a que, tras el Brexit, las islas Malvinas se encuentran fuera del amparo de la UE:

“Esta situación ocurre además en un contexto de profunda preocupación por parte de quienes creen que el Brexit ha debilitado la posición británica en el mundo y en particular afectados por la exclusión de los territorios de ultramar como Malvinas, Sándwich del Sur y Georgias del Sur y de los espacios marítimos circundantes del tratado de libre comercio con la UE.”

Otra región identificada como importante para los intereses británicos es la del Indo-Pacífico, tal como la llaman los estadounidenses, incluyendo la promesa de desplegar el portaaviones HMS Queen Elizabeth en la zona. No queda claro cuál sería la función de este portaaviones, pues el Reino Unido no forma parte del Quad y mantiene una relación ambigua con China.

Esta Revisión identifica a China como una amenaza sistémica a los intereses británicos, pero a la vez necesaria para el mantenimiento de la economía internacional:

“El hecho de que China sea un estado autoritario, con valores diferentes a los nuestros, presenta desafíos para el Reino Unido y nuestros aliados. China contribuirá más al crecimiento global que cualquier otro país en la próxima década con beneficios para la economía global ”

Claramente la marca como parte del bloque contrario, pero no la declara abiertamente como un enemigo. Incluso a pesar de las diferencias que tiene el Reino Unido con China sobre las reformas políticas en la Región Autónoma de Hong Kong.

Muy diferente es la relación con Rusia, sobre la que sostiene que Rusia sigue siendo la amenaza más grave para nuestra seguridad”. No sólo la señala como la mayor amenaza sobre Europa, sino que también a nivel sistémico.

“Hasta que mejoren las relaciones con su gobierno, disuadiremos y defenderemos activamente contra el espectro completo de amenazas que emanan de Rusia (…) Haremos respetar las reglas y normas internacionales y haremos que Rusia rinda cuentas por sus incumplimientos, trabajando con nuestros socios internacionales. “

Pero el punto más importante de esta Revisión se encuentra en el ámbito nuclear. Con la tradicional hipocresía inglesa, sostiene que:

debemos abordar las crecientes amenazas de estados como Irán, Rusia y Corea del Norte; responder a amenazas emergentes como la adquisición ilícita de tecnologías avanzadas y de doble uso; y reforzar la arquitectura global de lucha contra la proliferación contra las crecientes presiones, configurando su futuro en nuestro interés.

Es decir, culpa a Rusia, Irán y Corea del Norte de la proliferación de armamento nuclear, para más adelante anunciar que aumentará su propio tope de 180 cabezas nucleares a 260.

“En 2010, el Gobierno manifestó su intención de reducir nuestro techo total de existencias de ojivas nucleares de no más de 225 a no más de 180 para mediados de la década de 2020. Sin embargo, en reconocimiento del entorno de seguridad en evolución, incluida la gama en desarrollo de amenazas tecnológicas y doctrinales, esto ya no es posible, y el Reino Unido pasará a un arsenal total de armas nucleares de no más de 260 ojivas.

No sólo admite que va contra la política de desarme nuclear de gobiernos anteriores, sino que incumple el artículo 6 del Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT). De acuerdo al portavoz de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, esto “podría tener un impacto perjudicial en la estabilidad internacional”.

Declaraciones fuertes y desconcertantes

No sólo el Reino Unido amenaza la estabilidad mundial con el aumento de sus armas nucleares, sino los Estados Unidos continúa esta desestabilización al dinamitar la pobre relación que le quedaba con Rusia. En una entrevista para la cadena ABC, el presidente Biden declaró que cree que el presidente Putin es un asesino y que “deberá pagar un precio” por interferir en las elecciones estadounidenses.

La falta de tacto y diplomacia de Biden, sumada a su arrogancia imperial, llevaron a la relación bilateral a su punto más bajo desde la caída de la URSS. Como en los peores momentos de la Guerra Fría, Moscú llamó a consultas a su embajador en Washington. Algunos analistas llaman a cortar del todo los lazos, como para hacerle entender a los estadounidenses que la diplomacia no es un juego unilateral.

Como respuesta, el presidente Putin le deseó salud a Biden y lo desafió a un debate en vivo televisado por internet, mientras celebraba el séptimo aniversario de la reintegración de Crimea y Sebastopol a Rusia. La Casa Blanca no aceptó el desafío, obviamente.

Frío encuentro en Alaska

Las relaciones con China tampoco mejoran. El gobierno estadounidense invitó al gobierno chino a mantener conversaciones en la ciudad de Anchorage, Alaska, para discutir temas de la agenda bilateral. La reunión había sido concertada en un llamado telefónico entre Biden y Xi, con motivo del año nuevo chino.

Lo que debió ser una conversación exploratoria, en la que los estadounidenses jugarían de local y bajo sus propias reglas, fue rápidamente subvertida por la delegación china. La escena fue muy similar a la pelea entre Apollo Creed e Iván Drago en Rocky IV.

Por el lado estadounidense, acudió el secretario de Estado, Antony Blinken, y el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan; y por el lado chino, el canciller, Wang Yi, y el responsable del Partido Comunista de China para Asuntos Exteriores, Yang Jiechi.

Para entender el tono de las conversaciones, veremos algunos extractos de los discursos de apertura:

Secretario de Estado, Antony Blinken:

La alternativa a un orden basado en reglas es un mundo en el que la fuerza es lo correcto y los ganadores se llevan todo, y ese sería un mundo mucho más violento e inestable para todos nosotros. Hoy, tendremos la oportunidad de discutir las prioridades clave, tanto nacionales como globales, para que China pueda comprender mejor las intenciones y el enfoque de nuestra administración.

También discutiremos nuestras profundas preocupaciones con las acciones de China, incluso en Xinjiang, Hong Kong, Taiwán, los ciberataques a Estados Unidos y la coerción económica hacia nuestros aliados. Cada una de estas acciones amenaza el orden basado en reglas que mantiene la estabilidad global. Es por eso que no son meramente asuntos internos y por eso sentimos la obligación de plantear estos problemas aquí hoy.

Dije que la relación de Estados Unidos con China será competitiva donde debería ser, colaborativa donde pueda ser, contradictoria donde deba ser.

Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan:

Hoy dejaremos en claro que nuestra principal prioridad por parte de Estados Unidos es garantizar que nuestro enfoque en el mundo y nuestro enfoque hacia China beneficien al pueblo estadounidense y protejan los intereses de nuestros aliados y socios. No buscamos conflictos, pero damos la bienvenida a la competencia dura y siempre defenderemos nuestros principios, nuestra gente y nuestros amigos.

El canciller, Wang Yi:

China ha logrado logros decisivos e importantes avances estratégicos en la lucha contra el COVID-19, y hemos logrado una victoria total para poner fin a la pobreza absoluta en China. El PIB per cápita de China es solo una quinta parte del de Estados Unidos, pero hemos logrado acabar con la pobreza absoluta para todas las personas en China. Y esperamos que otros países, especialmente los países avanzados, realicen esfuerzos similares en este sentido. 
(…)
Lo que China y la comunidad internacional siguen o defienden es el sistema internacional centrado en las Naciones Unidas y el orden internacional sustentado por el derecho internacional, no lo que defienden un pequeño número de países del llamado orden internacional basado en reglas.
(…)
No creemos en invadir mediante el uso de la fuerza, o derrocar a otros regímenes por diversos medios, o masacrar a la gente de otros países, porque todo eso solo causaría confusión e inestabilidad en este mundo. Y al final del día, todos esos no servirían bien a los Estados Unidos.
(…)
Y con Xinjiang, Tíbet y Taiwán, son una parte inalienable del territorio de China. China se opone firmemente a la interferencia de Estados Unidos en los asuntos internos de China. Hemos expresado nuestra firme oposición a tal interferencia y tomaremos medidas firmes en respuesta.

En materia de derechos humanos, esperamos que a Estados Unidos le vaya mejor en materia de derechos humanos. China ha hecho un progreso constante en los derechos humanos.
(…)
Los propios Estados Unidos no representan la opinión pública internacional, ni tampoco lo hace el mundo occidental.”

Yang Jiechi:

China insta a la parte estadounidense a abandonar por completo la práctica hegemónica de interferir deliberadamente en los asuntos internos de China. Este ha sido un problema de larga data y debería cambiarse. Es hora de que cambie.
(…)
Sin embargo, el otro día, antes de nuestra partida, Estados Unidos aprobó estas nuevas sanciones. Se supone que esta no es la forma en que uno debe recibir a sus invitados, y nos preguntamos si esta es una decisión tomada por Estados Unidos para tratar de obtener alguna ventaja en el trato con China, pero ciertamente esto está mal calculado y solo refleja la vulnerabilidad y la debilidad dentro de los Estados Unidos. Y esto no alterará la posición de China ni resolverá esos problemas.

Las conversaciones no parecen haber comenzado con el pie derecho y dudosamente lleven a un buen puerto. En el mejor de los casos, se podrá arreglar algunas condiciones para suavizar la competencia económica. Pero dudo que Blinken logre que China siga el juego diplomático estadounidense, como presionar a Corea del Norte para que abandone sus armas nucleares. Mucho menos ahora que el socio británico anuncia la expansión de su arsenal nuclear.

Consecuencias

La pregunta que surge de todo esto es: ¿cómo grandes potencias como EEUU y el Reino Unido no pueden discutir sus diferencias con otras como China y Rusia? De acuerdo a Patrick Armstrong, el diálogo no es posible porque detrás de esa fachada democrática y liberal hay una verdadera incapacidad para imaginar, comprender, aceptar o tolerar la diferencia.

Esa línea trazada por el gobierno de Biden entre “Demócratas y Autócratas”, tan similar a aquella de “Civilización y Barbarie”, impide que los miembros de un bando discutan con el otro. Y eso, sólo sirve para homogeneizar al grupo contrario. Por eso, después de la reunión en Alaska, el gobierno chino recibirá la visita del canciller ruso, Sergei Lavrov. Y en ese caso sí se discutirá sobre verdadera cooperación e integración.