Mirada Multipolar | El regreso de Kennan

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por Sebastián Tapia

Uno de los grandes debates que se da hoy en día en política internacional es si estamos viviendo un período de Nueva Guerra Fría o si es un período de enfrentamiento entre potencias, con otras características. Este debate incluso formó parte de uno de los diálogos “Pensar la Unidad Sudamericana hoy” que promueve el Observatorio del Sur Global. Lo que queda claro es que tras la publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional de 2018 por el gobierno de Donald Trump, Estados Unidos está convencido de participar en una “competencia estratégica interestatal” con China y Rusia.

Entre las similaridades que vemos entre la Guerra Fría y esta Competencia Estratégica es la aplicación por parte de Estados Unidos de una política de “Contención”. A lo largo del artículo veremos cómo el gobierno de Trump ha actualizado este concepto y de qué manera está siendo aplicado con respecto a Rusia. En un artículo siguiente, lo veremos con respecto a China.

George F. Kennan

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, parte del Departamento de Estado se preguntaba si era posible continuar con la alianza de guerra y colaborar con la Unión Soviética. George Kennan consideraba que no, que los intereses soviéticos eran contrapuestos a los de Estados Unidos. Mientras era subjefe de la misión diplomática en Moscú, planteó el cambio de política hacia la URSS a través de su famoso “Telegrama largo”. Los conceptos del mismo fueron extendidos en un artículo que presentó en la revista Foreign Affairs en julio de 1947 bajo el pseudónimo “X”, titulado “Las fuentes del comportamiento soviético“. En este artículo Kennan sugiere “una política firme de contención, diseñada para confrontar a los rusos con una contra-fuerza inalterable en cada punto donde muestren signos de avanzar sobre los intereses de un mundo pacífico y estable.”

Su idea abarcaba todo tipo de respuesta, desde lo político, lo comercial y lo cultural hasta lo militar. No creía que un enfrentamiento militar con la URSS era probable en el corto plazo, debido al daño sufrido por ésta durante la guerra. Sin embargo, el “artículo X” fue publicado al poco tiempo de que el presidente Truman presentara su “doctrina” en el Congreso de los Estados Unidos. El principio de que “debe ser la política de los Estados Unidos apoyar a los pueblos libres que resisten los intentos de subyugación por la minorías armadas o por presiones externas” ayudó a adoptar la política de contención, pero enfocándola principalmente en el componente militar.

Los nuevos Kennan

Hoy en día podemos ver una renovación de esta idea de contención en varios think tanks estadounidenses. Asumen que Rusia tiene una nueva política expansionista a la que hay que contener, a pesar que esta política ya no tenga bases en el pensamiento marxista-leninista y el conflicto de clases – como sostenía Kennan en su artículo.

La Corporación Rand presentó en abril de 2019 un reporte titulado “Extendiendo a Rusia. Compitiendo desde terreno ventajoso” donde propone una serie de políticas que le permitan a EEUU contrarrestar la expansión de Rusia a partir de elevar los costos de la competencia con Estados Unidos en diferentes áreas. Al igual que en el artículo X, se sugiere una serie de medidas para confrontar a Rusia, pero a diferencia de Kennan, no lo hace de una manera reactiva sino que busca activamente llevar a Rusia a sobreextender sus capacidades para cubrir nuevos escenarios y le sea imposible expandir su influencia.

El informe plantea una serie de medidas a nivel económico, geopolítico, ideológico-informativo y militar. Estas últimas se enfocan en el desarrollo de nuevos tipos de armas, un aumento en la cantidad de diferentes sistemas de armas o en el despliegue de las mismas. Las medidas ideológico-informativas tienen que ver con las operaciones de prensa y operaciones psicológicas que afecten la relación entre el estado ruso y su pueblo, por ejemplo:

  • Disminuir la fe en el sistema electoral ruso
  • Crear la percepción de que el régimen no persigue el interés público
  • Favorecer protestas domésticas y la resistencia no violenta
  • Desacreditar la imagen de Rusia en el exterior

Sin embargo, el reporte no cree que estas medidas tengan muchas probabilidades de éxito (de bajo a mediano) y si que traigan altos riesgos y costos de implementación.

Nordstream II

RAND hace una evaluación diferente de las medidas económicas. Sostiene que tendrán más posibilidad de éxito, reportar mayores beneficios y con un riesgo y costo variable. Salvo la política de promover la emigración de la juventud calificada, que prácticamente es descartada.

Las medidas promovidas en el reporte son:

  • Expander la producción energética estadounidense
  • Imponer mayores sanciones comerciales y financieras
  • Aumentar la habilidad de Europa de importar Gas natural licuado de otros lugares que no sea Rusia

Todas estas políticas se reúnen en la negativa estadounidense a la conclusión del gasoducto Nordstream II, que conecta a Rusia con Alemania salteando terceros países por debajo del mar Báltico. Si bien la construcción fue autorizada por los países cuyas zonas económicas exclusivas son atravesadas por el gasoducto (Finlandia, Suecia y Dinamarca), el senado estadounidense aprobó, en diciembre de 2019, sanciones económicas para las empresas rusas que construyen el gasoducto con el argumento de que el mismo reforzará la influencia de Moscú en Europa. En su momento, el senador Ted Cruz sostuvo que “Es mucho mejor para Europa depender de la energía de Estados Unidos que alimentar a Putin y Rusia y depender de Rusia y estar sujeto a un chantaje económico”, dado que su gobierno promueve la venta de gas licuado estadounidense transportado a Europa en barcos, a un precio mucho mayor.

Las sanciones fueron ampliadas en Julio de 2020 a toda empresa que participe en la construcción del gasoducto. En palabras del Secretario de Estado, Mike Pompeo: “Esto es una advertencia clara para aquellas compañías que contribuyen en los proyectos malignos de influencia rusa y sus cómplices. No lo toleraremos”.

Pero no es una acción aislada de Washington. También el gobierno polaco participa mediante la aplicación de una multa de 7.500 millones de dólares a las empresas que financiaron el gasoducto sin la aprobación del ente polaco anti-monopolio.

Como vemos, este es uno de los conflictos iniciados para contener actualmente a Rusia que es el reflejo de las propuestas de la RAND a nivel económico. Pero las que se están aplicando con más fuerza son las recomendadas a nivel geopolítico.

Medidas geopolíticas

La corporación RAND considera que estas medidas tienen poca posibilidad de éxito en sobreextender las capacidades de Rusia. Tienen costos y riesgos altos o moderados, y sólo dos tienen altos beneficios y una moderados. Estas medidas son:

  • Proveer de ayuda militar con capacidad letal a Ucrania
  • Aumentar el apoyo a los rebeldes sirios
  • Promover el cambio de régimen en Belarús
  • Explotar la tensión en el Cáucaso sur
  • Reducir la influencia en Asia Central
  • Subvertir Transnistria

Al igual que la política de Contención planteada por Kennan, que era multifacética pero la administración Truman centró en las respuestas de tipo militar, estas propuestas van a ser traducidas por la administación Trump con la mismas herramientas: la destabilización y el cambio de régimen.

Ayuda a Ucrania

El gobierno estadounidense ha aprovechado la crisis ucraniana del 2014 para desestabilizar la frontera rusa, dificultar el paso del gas ruso hacia Europa y para aplicar sanciones económicas a Rusia. Es sobre la base de estas sanciones que se aplican las correspondientes a la construcción del gasoducto Nordstream II. Para mantener encendido este punto de desestabilización, ha seguido la recomendación de vender armamento letal a Ucrania sin importarle el proceso de paz de Minsk.

En octubre de 2019 se aprobó la venta de misiles antitanque “Javelin” por 40 millones de dólares, seguida por otra entrega valorada en 60 millones en junio de 2020. También en junio pasado se le vendió 16 lanchas patrulleras valoradas en 600 millones de dólares y se confirmó un paquete de ayuda integral por 250 millones de dólares.

Apoyo a los rebeldes sirios

El reporte sostiene que es una política con pocas probabilidades de éxito debido a la pérdida de poder de los rebeldes sirios en el terreno. La asistencia estadounidense sólo perpetuaría el conflicto y la desestabilización de la región. Efectivamente, la participación estadounidense en el conflicto sirio es prácticamente nula. El gobierno de Donald Trump fue desplazado por Turquía en cuanto a la asistencia de los grupos rebeldes. Sin embargo, la presencia estadounidense para apoyar a las milicias kurdas del noreste de Siria ha llevado a una serie de choques directos con tropas rusas en enero y agosto de este año. El refuerzo de las tropas estadounidenses en Siria no hace más que aumentar el nivel de complejidad del conflicto sirio y agregar más tensión a la labor rusa en esa región.

Remover a Lukashenko

RAND reconoce que esta política es la más fuerte, la que escalaría el escenario de seguridad europeo a un nivel mayor. Esto se debe a la importancia de Belarús (o Bielorrusia) para Rusia. No sólo están unidas mediante el Estado de la Unión, sino que a través de Belarús transita la mayoría del gas ruso hacia Europa. También es el canal por el cual corre el “Puente Terrestre Euroasiático”, un tren que une Beijing con Londres o Madrid. Este es un nexo principal del proyecto chino de la Franja y la Ruta, pero también fundamental para la conexión comercial entre Rusia y Europa.

A pesar de lo peligroso de esta opción, la misma fue intentada a partir de las elecciones presidenciales de Agosto en Belarús. El proceso de “revolución de color” fue explicado en un artículo anterior y el rol de la Unión Europea fue discutido en el podcast. A pesar de la creación de un gobierno en el exterior, de las sanciones económicas impuestas por la Unión Europea y los países vecinos, Lukashenko se mantiene en el gobierno y cuenta con un fuerte apoyo del Kremlin. El inicio de un proyecto de cambio de constitución puede ser la salida política a esta crisis que lleva más de dos meses, pero que no ha ni removido a Lukashenko ni quitado a Belarús de la órbita rusa. El apoyo a la oposición bielorrusa llega de los países europeos pero no se descarta que responda a planes del gobierno estadounidense, especialmente si se compara la situación con lo que fue el intento de nombrar presidente a Juan Guaidó en Venezuela.

Encender el polvorín del Cáucaso

El reporte de RAND también sostiene que esta no es una opción que pueda tener mucho éxito, pero aún así recientemente se tornó realidad. El informe promueve intentar acercar a EEUU cualquiera de los países de la zona, Georgia, Armenia o Azerbaiyán, pero se reconoce que la influencia rusa en la región es tan fuerte que atraer alguno de estos países a la OTAN crearía más problemas que soluciones.

El nuevo recrudecimiento del conflicto en el Alto Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán, que lleva dos semanas de combate, fue detenido por la mediación del canciller ruso, Sergei Lavrov. Tras negociaciones en Moscú entre los ministros de relaciones exteriores de ambos países se llegó a un alto al fuego humanitario y la declaración de volver al proceso de negociaciones de Minsk – encabezado por Rusia, Francia y los Estados Unidos en el marco de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa.

En este caso no hay indicios de un papel activo de los Estados Unidos, sólo su inacción para resolver un conflicto del cual supuestamente es mediador y garante. Sin embargo, quien tuvo un rol importante en apoyar el inicio de hostilidades por parte de Azerbaiyán fue Turquía. Erdogan está tratando de abrirse camino en la región, chocando con los intereses rusos en algunos casos. Esto lo hemos discutido en el más reciente podcast.

Reducir la influencia rusa en Asia Central

La medida sugerida por RAND para esta zona es tratar de reducir la influencia rusa lograda por la creación de la Unión Económica Euroasiática a través de acuerdos comerciales con los países de la región, negar la existencia de la UEE y crear corredores comerciales que salteen a Rusia. Esta región también es de principal importancia para la Franja y la Ruta y cumple un rol importante en la alianza estratégica entre Rusia y China. El largo camino de la competencia económica fue reemplazado por el más rápido de la desestabilización política.

Esta semana los partidarios de los partidos minoritarios que no lograron alcanzar el piso del 7% para ingresar al parlamento en las elecciones del domingo 4 de Octubre, trataron de ingresar por la fuerza a la Casa Blanca – sede del parlamento y del gabinete presidencial. Esta acción logró que la Comisión Electoral Central de Kirguistán anule el resultado de las elecciones y que renuncie el gabinete de gobierno y el primer minitro. El presidente sigue a cargo y está enfrentando las protestas que buscan rehabilitar políticamente a su antecesor, que se encuentra preso por lazos con grupos criminales.

En caso que los rebeldes se hagan cargo del gobierno, podría llevar a un realineamiento de Kirguistán: reducir su participación en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva o en la Unión Económica Euroasiática. En este caso, se lograría lo propuesto por RAND. Si bien esta “revolución de color” kirguiza fue llevada adelante por parte de la población local, algunos de sus instigadores fueron ONGs británicas y estadounidenses.

El capítulo final

Queda una política más propuesta por RAND que todavía no vió la luz, desafiar la presencia de soldados rusos en Transnistria. Esta región busca la independencia de Moldavia desde la disolución de la Unión Soviética, pero no es reconocida por ningún Estado. Rusia mantiene entre 1000 y 2000 tropas de mantenimiento de paz para evitar el resurgimiento de la guerra que concluyó en 1994, congelando el conflicto.

El presidente de Moldavia, Igor Dodon, sostiene que su país debe mantenerse fuera de la órbita de la OTAN y la de Rusia, por lo que será difícil que Estados Unidos pueda intentar cooptar al gobierno moldavo para desafiar la presencia rusa en Transnistria.

Pero si llegamos a ver pronto una nueva “revolución de color” en Moldavia, probablemente sea inspirada en esta política de contención de Rusia.

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