Pensar la Unidad Sudamericana hoy | Alejandro Simonoff

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El miércoles 2 de Septiembre tuvimos el primer diálogo del ciclo “Pensar la Unidad Sudamericacna hoy”, coordinado por Mariana Vázquez y el auspicio del Centro de Estudios en Ciudadanía, Estado y Asuntos Políticos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). A continuación, las intervenciones de Alejandro Simonoff – Docente e Investigador del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales y del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata

PRIMERA INTERVENCIÓN

Gracias Mariana.Es un gusto poder compartir con ustedes este evento, esta convocatoria del Observatorio del Sur Global. En primer lugar quiero agradecerte lainvitación. Es un placer compartir con Jose antonio y con Beatriz Bissio esta charla. En cierta medida las exposiciones me allanaron parte del camino, así que trataré de ser lo más breve posible. Para pensar la autonomía, una de las cuestiones que me parece básica que nos tenemos que preguntar es ¿cuáles son los modelos de gobernanza global que están en disputa? Tomando tal vez a los neorrealistas, podríamos empezar diciendo queexiste cierta disputa,digamos, por la jerarquía internacional, y que esto afectaría en principio la capacidad de poner reglas, con lo cual en un modelo de abstracción muy alto podríamos entender que estaríamos en una buena posición. Sin embargo, no lo percibimos así. Hay que considerar entonces cuáles son las características que la anarquía del sistema, por llamarlo de alguna manera, tiene, a partir de la interacción de distintos actores nacionales, globales, transnacionales, internacionales. Eso sería una primera cuestión.

La segunda cuestión que me parece importante hacer notar es que siempre la autonomía estuvo en cuestionamiento, siempre estuvo en jaque. Lo estuvo en la guerra fría, a partir de la existencia de la Doctrina de la Seguridad Nacional, y en la posguerra fría a partir del avance de lo que Rodrick denominó hiperglobalización. Sin embargo, lo que podemos ver hoy es que ese proceso de hiperglobalización, como bien explicó José, es un proceso de integración internacional, de mercados, de bienes de capital, pero no de mano de obra, que se convierte en un fin en sí mismo eclipsando a las políticas nacionales. Es decir que la hiperglobalización nos presenta en principio un modo de gobernanza global en donde, por decirlo rápidamente, el pato de la boda son los Estados Nacionales, a favor de las empresas transnacionales y de las grandes potencias.

También tenemos que este proyecto, que va a ser impulsado a partir del Consenso de Washington fundamentalmente y de las reformas impulsadas tanto a nivel global como en distintas escalas nacionales , en el fin de la guerra fría, que tiene un punto máximo de mayor consolidación a partir de los famosos tratados transatlánticos, transpacífico, acuerdos TISA, es el mojón más alto en el cual han llegado este tipo de propuestas, donde claramente se puede observar el reino del poder transnacional con mucho menos Estado.

A esta posición vamos a observar que le surgen diversos tipos de reacciones. La primera dentro del propio núcleo occidental, dentro de la propia tríada occidental, que es un poco lo que ha explicado Jose recién. Se trata de la existencia, de la aparición de una alternativa reaccionaria, igualmente neoliberal. Si bien rechazan el multilateralismo y son proteccionistas, lo cierto es que buscan imponer reglas de mercado salvajes como si fuese el Far West, por decirlo de alguna manera. Esto lo vemos ejemplificado en figuras como la de Trump. Pero no solamente Trump. Como bien explicó José, Europa estállena de pequeños Trump articulados por Banon desde Bruselas. Lo mismo podría decirse a escala regional con Bolsonaro y otros fenómenos menos visibles pero no menos extremos, que comparten una serie de principios, valores y de gobernanza global, a pesar de tener un discurso pretendidamente antiglobalista. De hecho hay algunas señales que me parece que hay que estudiar con mucho detenimiento. A modo de ejemplo, la reforma del Tratado de  Libre Comercioentre EEUU, Canadá y México. Allí hay elementos para observar.Por ejemplo,la liberalización comercial, de barreras arancelarias, está sujeta a la existencia de determinado tipo de salario, que no ganen menos de 14 dólares para tal cosa o la restitución a nivel nacional del carácter de la conflictividad con respecto a las inversiones, que era algo que el primer acuerdo había abandonado y que acá se restaura. Son elementos como para observar y para poder ver qué es lo que se estaría diseñando por parte de estos sectores.

Por otro lado tenemos lo que podemos llamaruna emergencia externa, que tiene que ver con el manejo de China. Si bien es cierto que China no se presenta como una reformuladora  de reglas globales, sino más bien como una modificadora, no tiene porobjetivo cambiar el sistema, sino más bien producir ciertas reformas en él. En esta propuesta, a diferencia también de ese modelo hiperglobalista impulsado por la tríada occidental, hay un mayor lugar del Estado y esto obedece básicamente también a una serie de conformaciones y debates que existen en la propia China, y que tienen que ver con algunos conceptos que deberíamos tratar de trabajar y familiarizarnos más, como el concepto deTianxia, que es un poco el retorno digamos del neoconfucianismo a las relaciones internacionales y que viene de la mano del ascenso de China. Pero también combinado con otros elementos que China prohijó durante la guerra fría como, por ejemplo, los cinco principios de la coexistencia pacífica y en donde el Estado parecería ser tendría un lugar un poco más importante que lo que en el esquema de hiperglobalización tendrían. También es cierto que hay otra cosa que me parece que hay que mirar con respecto a esto, que es que para que exista una guerra fría es necesario que existan dos dispuestos a pelearse. Alguien que es muy astuto, tan astuto como reaccionario como lo es Henry Kissinger, señaló hace mucho tiempo que tal vez deberíamos también estudiar otra cosa de China. No sólo la cuestión conceptual, sino también el go, y no el ajedrez, porque eso marca una cuestión también muy importante de cómo los chinos operan en la práctica de la acción política.  El Go, junto conTianxia, llevan digamos a pensar la política de una manera diametralmente opuesta a la que estamos acostumbrados en Occidente, también en la periferia de Occidente, como en nuestro caso, o en el mundo central parece que esos son elementos que son importantes para mirar en esa cuestión.

Hay todo un discurso que ya estaba presente en las fases inmediatamente anteriores, unos 4 o 5 años atrás, de crisis del orden internacional liberal. Ahí podemos recorrer todo el abanico de autores de relaciones internacionales, desde los propios neo institucionalistas  de la línea de Nye, o incluso otros de las corrientes más críticas, como puede ser Harvey, que plantea tan claramente el hecho de que ese orden está en retroceso y que es necesario repensar esas situaciones.

Ahora ¿cómo hacemos para pensar la autonomía? ¿Cómo se podría expresar la autonomía en este marco?

Me parece que un recurso interesante esvolver a las fuentes, volver a autores como Juan Carlos Puig, para poder tener algunos lineamientos que nos puedan establecer ciertos parámetros para poder entender qué es lo que está aconteciendo. Y para no hacerlo demasiado abstracto, me parece que una cuestión interesante que se puedeconsiderares iniciativas que el reciente gobierno argentino de Alberto Fernández desde que asumió en diciembre del año pasado ha ido tomando. Estas iniciativas plantean, me parece, algunas cuestiones interesantes.

Puig caracteriza el modelo de autonomía heterodoxa sobre la base de tres cuestiones: el modelo económico puede o no coincidir con las expectativas de la metrópoli; que nunca se deben alterar los lineamientos estratégicos de la metrópoli; y en tercer lugar que el país periférico sepa diferenciar cuándo está en juego el interés estratégico del bloque y cuando el de la metrópoli.

Obviamente que estos dos últimos puntos que están muy marcados por la guerra fría, también están diluidos por el estado global en el cual nos encontramos. Para hacer una comparación, si hacemos remembranzas históricas, más que en la guerra fría yo pensaría más en las fases de la época de la disputa inter-imperialista de fines del siglo XIX y que van terminando en una conformación bipolar que terminó con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Porque como muy bien explicó José Sanahuja, tenemos un momento de cierta pluralidad de Estados, de alternativas, la aparición de los emergentes, etc.

En ese sentido lo que tenemos es que el modelo de desarrollo, por lo menos en lo discursivo, aunque también me parece en algunas cuestiones prácticas, se ha mostrado en el caso del gobierno argentino como impulsando un modelo de carácter neodesarrollista o, si ustedes quieren, neokeynesiano, para utilizar un paraguas más amplio. Se diferencia claramente del modelo anterior, impulsado por la administración de Macri, que era mucho más funcional a la tríada occidental, un modelo de acumulación financiera donde también ocupa un lugar importante un proceso de primarización de nuestras exportaciones. Obviamente era un modelo, y eso también hay que señalarlo, que es mucho más funcional tanto al modelo de la híper globalización, como al modelo de Trump, como al modelo chino. En este sentido, tendríamos que esas tres cuestiones estaríande alguna manera en tensión con el horizonte que se vislumbra.

Dicho eso, también es cierto que hay cierta dosis interesante en el gobierno de Alberto Fernández, de algunas cuestiones como por ejemplo en el anuncio que ha hecho el gobierno de la producción de la vacuna de Oxford. Podríamos estar percibiendocómo el gobierno entiende la incorporación de parte de la estructura económica argentina a las cadenas de valor globales. Esto se ve enel proceso de negociación donde el gobierno buscaba, como lo ha señalado el ministro de salud, acceso, precio y acceso a tecnología. Me parece que esos tres elementos podrían estar marcando una estrategia que se puede replicar en otros campos, no exclusivamente en el campo de las farmacéuticas.

Con respecto a las cuestiones de los lineamientos estratégicos y teniendo en cuenta lo que señalamos recién, no es una guerra fría. Tampoco es una situación de competencia cooperativa, como en los inicios de la fase imperialista, cuando se sentaban en una mesa, distribuían continentes, etcétera Estamos en una fase intermedia entre esos dos elementos. Esto también nos lleva a hacernos algunas preguntas que van al fondo de la cuestión con respecto al concepto de autonomía.

Aquíqueremos plantear una cuestión que nos parece interesante. Nosotros siempre concebimos a la autonomía como una especie de híbrido entre la producción del Mainstream occidental y las condiciones locales. Y no lo planteamos en el sentido de falta de originalidad, sino en el sentido de esehíbrido como creación de nueva realidad (como existe en Buenos Aires- una milanesa napolitana, cosa que en Italia no podría existir).

Ha habido recientemente un trabajo de Dawisson Belem Lopes que es muy interesante, con respecto a la política externa de Brasil, que me ha llevado también a reflexionar sobre esta cuestión de la hiperglobalizacion y las estrategias autonomistas. En ese trabajo, Dawisson señala un hecho que me parece interesante ya que marca las políticas autonomistas que fueron seguidas por gobiernos brasileños previos al golpe contra Dilma Rousseff, como políticas antioccidentales, o mejor dicho utiliza el término políticas con un sentido orientalista.

Esto resulta interesante porque tienen que ver con que durante esos momentos, gobiernos como el PT, siguieron, para garantizar la autonomía, un poco de una manera oscilante con las distintas alternativas o posicionamientos que existen a nivel global: coqueteando un poco con China y un poco con Occidente. Obviamente que, en el caso de Brasil la profundización de la relación con los emergentes fue más grande a partir de la estructura de los BRICS claramente, y en ese sentido digamos ahíél resalta la existencia de la continuidad de los cinco principios de la coexistencia pacífica, como elementos centrales para entender la política de vinculación con China.

La otra cuestión, decíamos, tiene que ver con separar el interés del bloque, del de la potencia hegemónica. Acá es interesante hacer un contraste de las agendas de seguridad entre el gobierno conservador de Macri y el gobierno de Alberto Fernández. Para ello tenemos que ver tres niveles: la política global, la política de seguridad regional y la política de seguridad a nivel doméstico. Con respecto a la seguridad a nivel global,la administración de Macri se plegó a la estrategia de este “neoliberalismo reaccionario”, como caracteriza Nancy Fraser a la expresión de Trump. Argentina comenzó aconsiderar a Hezbollah como una organización terrorista, cuando antes había mantenido una posición más neutral a partir de utilizar una caracterización basada fundamentalmente en los parámetros que fijaban las Naciones Unidas.  La otra cuestión tiene que ver con la gestión regional. El caso que me parece ejemplar en ese sentido es la cuestión de Venezuela, donde claramente Macri nuevamente se alinea con las políticas de Trump, a partir de la integración y de una manera muy activa en el grupo de Lima. En elnivel local, hay que considerar lo que tiene que ver con la disolución de la separación entre defensa y seguridad interior.Aquí es interesante la posición de Alberto Fernández.

Con respecto a la primera cuestión global y respecto a identificar a Hezbollah como una organización terrorista, ahí el gobierno decidió no cambiar esa caracterización hecha por el gobierno de Macri. Incluso el propio canciller Solá dijo expresamente queno se iba a hacer ningún cambioque traiga a la Argentina algún problema en relación con esta caracterización. Porque obviamente la Argentina sigue necesitando el apoyo de los EEUU con respecto a la definición de las cuestiones referidas al endeudamiento, primero en las fases de negociación con los privados y ahora con el Fondo Monetario Internacional. Distinta ha sido la posición regional, donde el gobierno ha buscado sí más márgenes de maniobra, porque, aunque no se fue del Grupo Lima, sí hizo declaraciones tratando de establecer cierta distancia, lo que no implicaba una aproximación a las posiciones que tienen en Caracas. De hecho el mejor ejemplo que podemos dar es el informe hecho por la Cancillería, en el cual claramente el gobierno argentino le reclama a Maduro poner fin al régimen de hostigamiento a opositores. Se establece una cierta diferencia con el Grupo de Lima, que ha tenido una actitud más intrusiva,  más violatoria del principio de no intervención. El otro dato que también resulta importante es la integración de la Argentina del llamado Grupo de Contacto, donde si estarían más cobijados dentro de lo que podría ser una estrategia más del bloque occidental, para llamarlo de alguna manera y menos por este grupo reaccionario que impulsan Trump y compañía.

Luego, con respecto a la diferenciación entre defensa y seguridad interior, claramente en el mensaje de asunción marcó que esto era algo que la Argentina debía reafirmar las leyes del congreso y los decretos reglamentarios. Salió ahora en abril creo este decreto reglamentario que ordena nuevamente la cuestión de prohibir el involucramiento de las fuerzas armadas en la seguridad interna.

Finalmente veamos la relación con China, que es una gran incógnita. Argentina dio un paso significativo en el segundo mandato de Cristina Fernández,al firmar la asociación estratégica integral, que es el reconocimiento de la aparición de una nueva variable en la política externa argentina. Desde el fin de la segunda guerra mundial hay dos ejes claros en la construcción de la política exteriorque forman un triángulo con Argentina, Brasil y EE. UU. Este triángulo es la cancha de juego principal, por decirlo de alguna manera, de la política exterior argentina, donde los diversos gobiernos juegan más activamente, menos defensivamente. De un lado y del otro, los gobiernos autonomistas más del lado regional, los gobiernos más proclives al alimento conEEUU obviamente, y se alineanmás de ese lado..

Ahora lo que tenemos es que la aparición de China es una variable más. Lo que se constituye en un rombo y ahí hay una de las preguntas que tengo para hacerme que también es importante.Durante ese triángulo la relación con Brasil fue siempre muy importante. La aparición de China, por un lado, estimula determinados sectores de la economía que no son necesariamente los sectores más prochinos en nuestras sociedades, y que además también es un diluyente muy importante de los elementos de cooperación. Si uno mira el crecimiento, el aumento de la presencia de China en nuestro comercio internacional, hay que ver como correlato una disminución del comerciointrarregional. Las manufacturas que dejamos de comprar a Brasil, se las compramos a China.Lo mismo ocurre con Brasil para con nosotros. Esto debilita también la materialidad de un instrumento tan importante como el MERCOSUR.

Pero volviendo a China. En la cuestión de la revisión de la asociación estratégica integral que planteó Macri, rápidamente China demostró con todas las capacidades que tenía que esto no iba a ser un proceso fácil. De hecho, no lo fue, y de hecho terminó siendo una revisiónmucho menos ambiciosa que la planteada originalmente. La base de observación espacial siguió estando, las represasCepernic- Kirchner fueron reducidas en escala pero no fueron abandonadas, lo cual era una era decisión del gobierno argentino, e incluso la idea del gobierno de abandonar la inversión china y que llegue inversión europea que fue planteada por marketing en 2016, fue abandonada ya al año siguiente con la visita que Macri hizo a China, cuando prometió 10 años, una década, de relaciones inmejorables. Pasó de decir “no queremos la inversión china”, a decir que “las inversiones eran inmejorables”.

¿Cuál es la dificultad con la que nos encontramos con el aumento de la presencia de China? Por un lado, la declaración del retorno de la doctrina Monroe por parte de la administración deTrump. Siempre es una doctrina, como bien señaló Raymond Aaron, antiimperialista e imperialista en un mismo momento, de un mismo golpe. Es antiimperialista porque dice “no queremos potencias extra hemisfésricas en nuestro continente”, pero el sentido último de esa exclusión es permitir a losEEUU avanzar. Y esto ha dado lugar incluso a la utilización por parte de los funcionarios norteamericanos de toda una retórica antiimperialista contra China. Es muy significativo que cuando El Salvador estableció relaciones con la República Popular China, losdiscursos de los funcionarios del Departamento de Estadoestaban hablando del imperialismo chino, etc., como en otras épocas. Y acá también hay otra cuestión que me parece importante. China desplazó a Brasil como principal socio comercial de la Argentina durante esta crisis, y además China dio lugar a lo que llamamos  “diplomacia del barbijo”. Ha desplegado mucho la cooperación. Sehicieron alrededor de 32 vuelos por parte de la empresaAerolíneas Argentinas para traer insumos médicos y cinco buques llegaron ya a la Argentina con provisiones sanitarias, incluso están instaladas acá acerca de La Plata. Acá más cerca de mi facultad hay un predio dondeestán todas esas cosas que vinieron de China  A partir de allí, China también presionó por cosas que están dentro de la agenda de seguridad de los EEUU, básicamente la extensión de la empresa Huawei y el acceso al 5G. De hecho hubo reuniones entre funcionarios de esa empresa, de la empresa Huawei, y funcionarios de la Cancillería que muchos señalaron que los había tomado por sorpresa. El otro dato también importante es la renovación del swap para la cuestión de la deuda.

Y yendo al último punto, que es la cuestión regional. La prioridad regional siempre ha sido en el discurso autonomista una cuestión importante. Acá nos encontramos, como dijimos primero con un problema, que es el rol disolvente de China que dificulta, por decirlo alguna manera, ciertas materialidades necesarias a la hora de construir un discurso político. El discurso político de buena voluntad por sí sola no nos sirve. Pero no es lo único que está tirando al Mercosur. Lo otro que está tirando al Mercosur es la globalización, a partir del acuerdo con la Unión Europea. Ese acuerdo fue firmado, por lo menos desde el lado argentino, sin ninguna consulta a los sectores involucrados. Es un tipo de acuerdo que, si uno mira los antecedentes, no es para nada beneficioso para las naciones periféricas,  y claramentetenía como objetivo incorporar a la Argentina a las reglas de la hiperglobalización. En ese sentido el gobierno me parece que es menos terminante que en otros aspectos. En la fase preelectoral Alberto Fernández hizo declaraciones en contra, de que había que tratar de cuidar, de evitar las asimetrías del acuerdo, que las tiene y son demasiadas tal vez. Lo cierto es que una vez que asumió el gobierno,ahí no hay declaraciones tan precisas, lascuestiones se vuelven más difuminadas, por decirlo de una manera. De hecho hay una declaración que me parece interesante. Cuando se lanzó el programa del plan estratégico Automotor 2030 dice “nosotros no tenemos problemas con que junto al Mercosur vayamos a unirnos a la Unión Europea, en la medida en que esa decisión no afecte a nuestra industria”. Eso fue lo que señaló el año pasado.

Ahora bien, la mayoría de las terminales que están radicadas en Argentina son de origen europeo. Por lo tanto digamos, el acuerdo significaría, entre otras cosas, que de fábricas pasarían a ser depósitos de auto. Eso alteraría en sí mismo uno de los bienes más importantes que la argentina tiene: ser uno de los 30-29 países que tienen construcción de automotores a nivel global. Entonces ahí tenemos nuevamente una tensión en el Mercosur, que históricamente ha sido elemento tan importante para la construcción de una alianza regional, porque es cierto que no hay salidas individuales en estos temas.

Para concluir. Tenemos más preguntas que certezas con respecto a la cuestión de la autonomía. Porque es una escena de transición. No hay teoría que subsista a la transición; las teorías se hacen en momentos estables. Muchos de nosotros fuimos formados en pensaren la integración regional como elemento fundamental. Quiero plantear la pregunta de si no deberíamos pensar en horizontes más amplios que en la mera región.Apuntar más a alianzas con el Sur Global que con la región. Me parece que ése es un elemento para pensar. No lo estoy afirmando, pero sí creo que es algo para pensar. De hecho eso la Argentina lo ha demostradocuando, a partir de la decisión del gobierno de Bolsonaro y de Paraguay y Uruguay de profundizar este rol de ingreso a la híper globalización,queriendo avanzaren las negociaciones con Corea del Norte y con otros países,Argentina dijo“en estos acuerdos no nos vamos a  sumar”. Para poder pensar una política exterior de carácter autonomista, la primera cuestión que debemos pensar es en tener un análisis o un diagnóstico adecuado de cómo funciona el sistema internacional. No debemos comprar espejitos de colores de ningún sentido. Ni como aquellos que entienden esa relación con una naturaleza ingenua, como nos tocó padecer en estos últimos cuatro años.Ni tampoco entenderlo como una amenaza total.Tenemos que convivir con eso y poder tener en claro cuál es la permisividad internacional. Y, por otro lado, tener una combinación de estrategias que combinen cooperación con otros Estados, que nos permitan llevar adelante nuestros principales intereses, teniendo en cuenta las condiciones internas y externas y los medios de acción de un estado periférico.

SEGUNDA INTERVENCIÓN

Quiero plantear dos o tres cuestiones respecto a una cosa que planteó José, que me parece interesante: la cuestión de cuán eurocéntrico o euro descentralizados somos. En realidad, me parece que, como enseñan Canclini o muchos otros, nuestra conducta, nuestra condición es híbrida. Tampoco nos quieren mucho como para ser parte de Occidente. Basta leer el libro de Hamilton para darse cuenta de cuál es esa mirada sobre nuestras particularidades. Y en definitiva también es cierto que la cuestión central es el sistema westfaliano.Los Estados que no se ajustaban a esa perspectiva desaparecieron o los hicieron desaparecer. Esa sería la primera cuestión.

Después, con respecto a la autonomía heterodoxa que hubo una pregunta recién. La autonomía heterodoxa ya no significa poder hacer cualquier cosa en cualquier momento, como entendieron sus críticos posteriores. La autonomía tiene que ver  con capacidades limitadas, porque de hecho se diferencia de la autonomía secesionista como punto extremo de la realización de la autonomía. Países que no tienen las capacidades suficientes no pueden realizarlo. Y de hecho ahí está la clave para entender la autonomía. La autonomía tiene que ver con un sistema internacional, con capacidades de un Estado periférico y con voluntad política. Son estos tres elementos los que Puig ya articula a su modo. En ese sentido también la autonomía heterodoxa está en dialéctica con el bloque, con el lugar al que pertenece. No existe la autonomía sin pertenecer a un bloque. El problema principal con el que nos encontramos hoy es que seguimos hablando de bloque hegemonizado por EEUU o no o ¿hay un cambio? Y ahí empieza a abrirse un ramillete de opciones. No solamente si hay o no cambios, sino en el caso de que el cambio se afirmase ¿cómo va a ser ese cambio? ¿Va a ser pacífico? ¿Va a ser violento? ¿Se cumplirá la maldición de Tucídides? ¿No se cumplirá? Y, por otro lado, lo predominante en un futuro de cambio, es cómo van a reaccionar nuestros países, sobre todo en esta región donde la influencia de los EEUU sigue siendo importante. Porque si se salta demasiado rápido, la capacidad de protección de lo nuevo va a ser escasa y la capacidad de castigo de lo viejo va a ser mucha. Después estos términos se invierten:  al nuevo emergente ya no le va a interesar sumarnos. Por ende ahí lo que hay que pensar es cuándo será el momento justo. Eso no lo podemos saber; no está claro. Incluso se ve en todos los procesos de negociación, donde todavía hay diferencias abismales entre lo que puede aportar China y lo que necesitamos de Occidente, desde que los recursos del Swap de China son alrededor de 10 mil millones de dólares frente a necesidades de negociar 30.000, 40.000, 50.000 millones de dólares de endeudamiento.

En ese sentido también me gustaría volver un poco con la cuestión de guerra fría, porque también es otra cuestión que me parece interesante de pensar, de ponerlo en crisis. Del retorno de la guerra fría tuvimos noticia por primera vez a través de americanos. Y se planteó no a partir de este escenario, sino del escenario de una hiperglobalización en contra de Rusia fundamentalmente, y la proliferación de violencia por todos lados: en Siria, Libia, Ucrania y en donde el enemigo parecía ser incluso Rusia. Los mismos actores envueltos, 30 años después. Sin embargo, ahí también me parece que hay que pensar tal vez en otros esquemas. La historia no se repite; por lo menos no se repite exactamente igual.  Siempre es distinta. Los veranos y los inviernos se repiten y no son iguales. Y ahí estará nuestra astucia o no de saber cuándo es el momento.