Pensar la Unidad Sudamericana hoy | Enrique Dussel Peters

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El miércoles 16 de Septiembre tuvimos el segundo diálogo del ciclo “Pensar la Unidad Sudamericana hoy”, coordinado por Mariana Vázquez y el auspicio del Centro de Estudios en Ciudadanía, Estado y Asuntos Políticos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). A continuación las intervenciones de Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM.

Primera Intervención

Muchas gracias, Mariana, por la invitación. Un placer estar con Verónica y Leandro en este panel. China es un enorme reto para América latina y el Caribe. Ha logrado en 40 años lo que América Latina ha soñado en los últimos 40 años, por no decir más tiempo. Es un enorme reto socioeconómico. En 2019- 2020 el producto interno bruto per cápita de China será mayor al de América Latina y al de sus principales países. Algo que hace 40 años hubiera sido completamente impensable.  Esto es real; no este no es un juego pirotécnico o un juego estadístico. El que ha ido a China habrá visto que el nivel de vida de la clase media, de la clase alta, e incluso en el sector rural, ha aumentado en forma dramática. El reto es también político. Y comprenderlo implica también comprender  el pensamiento socialista con características chinas. Es también un reto conceptual. El debate sobre una supuesta nueva guerra fría yo diría que confunde más que esclarece.

China ya es la economía más grande del mundo desde 2014. Y China está desintegrando a la región del Mercosur y a sus países. Lo mismo está pasando en el Caribe y en otras regiones del mundo.  Si Raúl Prebisch viviera diría “Oye pues, acá tenemos un claro caso de la relación centro-periferia: el 3% de las exportaciones de América Latina a China tienen un nivel tecnológico medio y alto. Mientras que el 60 por ciento de las exportaciones chinas a América Latina tienen un nivel tecnológico medio y alto. China está exportando autos, autopartes, telecomunicaciones, etcétera y nosotros estamos exportando materias primas, de la soja a muchos otros, sin valor agregado. Es un típico caso de una relación centro-periferia. China está crecientemente desintegrando a las subregiones. Buena parte del comercio entre Argentina y Brasil fue sustituido por China, lo mismo por cierto está pasando entre Estados Unidos y México y entre El Salvador y Guatemala, entre muchos otros.

Hay debates interesantes acerca de cómo América Latina pareciera o podría beneficiarse de las tensiones entre Estados Unidos y China. Esto no se verifica empíricamente, pero hay mucha gente que dice nos vamos a ver inundados por las inversiones de muchos países, como Estados Unidos, etcétera.

China es, según el Fondo Monetario, desde 2014, la principal economía del mundo. China ha generado hasta el 2018 2 millones de empleos. En la argentina es uno de los principales generadores de empleos a través del comercio, de la inversión y de proyectos de infraestructura. El tema de nuevas condiciones laborales, tensiones, problemas, errores, horrores, pero enormes oportunidades es un tema absolutamente desconocido.

En México están muy de moda los llamados jugos verdes. Se trata de un jugo de naranja al que se le echa nopal y le pones jengibre y al final de cuentas es una ensalada, ensalada líquida muy saludable. En los estudios sobre China están muy de moda los juegos verdes. Es decir, empezamos hace 500 años y las relaciones culturales son importantes, y por cierto que el comercio porque los vemos todos los días, no nos olvidemos de Huawei y terminamos con la cooperación entre China y América Latina es muy importante. Mi argumento es en contra de estos jugos verdes que son en el 2020 completamente irrelevantes ante la concreción del diálogo que ya existe entre América Latina y China. China es el segundo socio comercial de la región, el primero de países como Argentina, Brasil, Chile, Perú, entre otros. China se ha convertido en la principal fuente de financiamiento en el caso de Argentina. Otro tema relevante es el de la inversión extranjera directa. China es el motor de la inversión directa en América Latina en los últimos 4 o 5 años. El último tema es el de los proyectos de infraestructura. Los proyectos de infraestructura son cualitativamente diferentes a la inversión. Un proyecto infraestructura es un servicio en donde el cliente que puede ser el gobierno de Buenos Aires dice “quiero construir una carretera”. Siempre queda en la propiedad del cliente y no del proveedor, una empresa gringa, china o japonesa. Sobre cada uno de estos temas hay debates específicos en contra de un jugó verde donde al final planteamos propuestas bastante irrelevantes. Segundo concepto el de la omnipresencia del sector público chino. Es una forma del gobierno central: ciudades, municipios y provincias que compiten entre sí bajo el liderazgo del partido comunista chino.  Por eso es importante leer a Xi Jinping en 2020, más allá de si uno está de acuerdo o no. Eso genera una constelación política, social y económica de la mayor relevancia. El cien por ciento de las empresas que desde Argentina hasta México realizan proyectos de infraestructura son todas empresas públicas que compiten entre sí. No es una estructura jerárquica como pudo haber sido en la Unión Soviética y en otros países. El tercer concepto tiene que ver con que China, hoy en día y desde 2013, está planteando un proyecto de globalización con características chinas. Es un proyecto cultural con institutos confucios.  Es un proyecto económico, por supuesto, con nuevas instituciones bajo el paraguas de la iniciativa de la franja de la ruta, el concepto de una comunidad con un futuro común es de la mayor relevancia y, particularmente, es un proyecto de largo plazo. Es un proyecto al 2035 y al 2050 y ahí el diálogo con Leandro será interesante, en cuanto a cuál es el proyecto de largo plazo de Estados Unidos, proceso cambia de tuits a tuits.

Conclusiones. Yo les diría entonces “bienvenidos a integrarse a debates y discusiones especializadas que existen en América Latina sobre los dramáticos retos que implica China para la región, en múltiples ámbitos” y yo les hablaría en contra de un creciente autismo en el medio académico, pero también en Washington. Y termino con el concepto de nuevas relaciones triangulares, es decir, la tensión entre Estados Unidos y China va a continuar en el largo plazo. Y hay terceros países, por eso este concepto de nuevas relaciones triangulares, terceros países como Argentina, México, pero también Japón y la India.Y tendrán que conocer a detalle lo que sucede en Estados Unidos y en China para tomar decisiones puntuales. De otra forma nos va a ir muy mal. Gracias.

Segunda Intervención

La discusión sobre una nueva  guerra fría, de nuevo, personalmente me parece que tiene muy poca funcionalidad y, sobre todo, que obstaculiza la comprensión puntual y concreta de la República Popular China, que tiene poco que ver con la Unión Soviética, con la Rusia actual, etcétera. Al menos que uno se vaya a un grado de generalidad donde la guerra fría se refiere a tensiones entre países. Bueno, si eso es la guerra fría pues entonces mejor uno puede regresar al imperio romano y la guerra fría hace 2000 años. Lo estoy ridiculizando. Creo que la mejor invitación es a tomarnos en serio lo que está sucediendo desde 2017 en Estados Unidos, lo que está planteando China en los últimos 10, 15 años en términos globales, y las nuevas características de estas tensiones que tienen poco que ver con la guerra fría de los 50-60. Ni Rusia ni la Unión Europea están al nivel económico de innovaciones, con un proyecto de globalización cultural, con institutos, con financiamiento, con una capacidad macroeconómica. Rusia está muy lejana e incluso la Unión Europea.

La discusión es qué hacemos para agregar valor en el segmento de la extracción de la soja y del aceite de la soja exportado a China. Ésa es la discusión y ahí hay debates en Argentina, Brasil, Perú, México.

Termino con la última pregunta del proyecto de China en el largo plazo. Insisto, parece que es un proyecto muy poderoso. Ojo, muy destructivo del medioambiente, con poca visibilidad de temas sociales, pero donde claramente se plantea al 2035-2050 triplicar el PBI con base en la innovación,en donde el  50% del PBI chino, es propiedad del sector público. No existe un país entre los top 20 en donde el producto interno bruto tengo un 3 por ciento, en China es el 50. Si no entiendes este concepto del sector público en China no vas a hacer ni turismo, ni intercambio académico, etcétera.

Dos o tres temas breves. Uno el tema de los recursos naturales y China, que apareció. Con Jorge Katz, querido colega de la CEPAL, hemos hecho varios escritos al respecto. Hace poco escribí un libro sobre cadenas globales de valor. Yo les diría que hay una versión muy primitiva, mal entendida, de Raúl Prebisch, donde desarrollo en materias primas es igual a subdesarrollo. El problema de Argentina es que tiene soja, el problema de Venezuela es que tiene petróleo, eso es falso. Los chinos nos dirían: me encantaría tener tu petróleo, tu gas, tu agua. El tema es situar segmentos de cadenas globales de valor en tiempo y en espacio y es algo muy diferente en contra de esta visión de que todos tenemos que industrializarnos y todos tenemos que tener una planta de Intel. Falso. Bienvenidos a un análisis de cadenas globales de valor.  El problema de América Latina no son los recursos naturales, sino que no tenemos capacidad, en términos de desarrollo. El problema es cómo le agrego valor, tecnología, empleo, salarios, innovación, que es lo que está haciendo China a la soja que ya tengo.

Y la segunda discusión tiene que ver con una creciente exigencia, particularmente de la administración Trump, de exclusividad. “O estás con China o estás conmigo”. Esto es una nueva relación triangular desde hace muy poquito. Y yo creo que así están prácticamente todos los países.