Pensar la Unidad Sudamericana hoy | La unidad Sudamericana y el desarrollo

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El miércoles 30 de Septiembre tuvimos el tercer diálogo del ciclo “Pensar la Unidad Sudamericacna hoy”, coordinado por Mariana Vázquez y el auspicio del Centro de Estudios en Ciudadanía, Estado y Asuntos Políticos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Podés ver el video completo aquí:

El título del tercer diálogo fue “La unidad Sudamericana y el desarrollo”. Los participantes fueron Damián Paikin, profesor e investigador de la UBA y la UNLa – miembro del Observatorio del Sur Global, Ingrid Sarti, profesora de la Universidad Federal de Rio de Janeiro y ex presidenta del Foro Universitario MERCOSUR, y Pedro Silva Barros, investigador del Instituto de Investigación Económica Aplicada y ex director de Asuntos Económicos de la UNASUR. La presentación y moderación estuvo a cargo de Mariana Vazquez.

Damián Paikin comenzó por recordar la escuela del estructuralismo latinoamericano y las propuestas de la CEPAL para la región. Describió los tres grandes modelos de desarrollo: basado en la industria, en la innovación o en los recursos naturales. Luego presentó las ventajas que la Argentina tiene para cada uno de esos modelos.

Paikin introdujo dos grandes problemas para la región:

  • La relación Mercosur – China
  • La relación Mercosur – Unión Europea

El primero tiene que ver en cómo China ingresó a la región ocupando gran parte de las relaciones comerciales que solían ser intrabloque. El segundo pasa por cómo afectará el acuerdo de libre comercio entre ambos bloques, especialmente al sector productivo industrial.

Ingrid Sarti contó cómo durante los gobiernos progresistas, Brasil era un protagonista de la integración regional. Esta integración debe ser propuesta, pues no es automática ni solamente económica. El proyecto sudamericano de integración a principios del siglo XXI era un proyecto de poder. Una estrategia colectiva para intentar de insertar a la región en el sistema global con autonomía. El objetivo era la reducción de las asimetrías y del lugar periférico que tenía la región.

Este proyecto presentó importantes avances en tanto voluntad política, por ejemplo en la constitución de la UNASUR. Pero la reacción a este intento de cooperación Sur-Sur aniquiló esta organización, debilitó a los BRICS  e impidió la construcción de un espacio regional de poder.

A los 70 años de la CEPAL, a los 30 del MERCOSUR, la región sigue en la periferia del capitalismo y la autonomía sigue siendo un desafío. La compatibilidad entre capitalismo y democracia es cada vez más remota, por lo que la defensa de la democracia es condición necesaria para confrontar al conservadurismo. 

Pedro Silva Barros nos contó sobre el proceso de desintegración económica comercial y de fragmentación política en Sudamérica, que comienza en 2011 pero toma más fuerza hacia 2015. Hay una disminución de la interdependencia económica regional y fragmentación de la estructura de gobernanza. No sólo por la pérdida de la UNASUR, sino que nuevas organizaciones como  PROSUR, el Grupo de Lima o la Alianza del Pacífico, son procesos que no abarcan a toda la región y no tienen fuerte institucionalidad.

En Sudamérica, la integración tiene menos actividad que en Centroamérica, África o la UE. Prosur presenta como una ventaja el que tenga poca burocracia y costo operativo, pero no tiene la actividad necesaria para un periodo de crisis como el actual.

Por otro lado, hay una fuerte polarización política entre los países y dentro de los países, lo que abre el espacio para que sea el reflejo de la tensión mundial entre EEUU y China.

La reprimarización de las economías y de las exportaciones hace que haya más competencia y menos complementariedad entre nosotros.

El vacío, la falta de consulta política a nivel regional, hace más vulnerable a la región a la interferencia de las potencias extra regionales.