Perspectiva Latinoamericana | MAS-ISPS: Gobernadores ajenos, legisladores propios

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por Fernando López Ariñez

El pasado 11 de abril se llevó a cabo la segunda vuelta en 4 departamentos de Bolivia (La Paz, Pando, Chuquisaca y Tarija), poniendo fin al extenso periodo electoral y dando paso a la reconfiguración del tablero político boliviano. Hoy con los resultados electorales sobre la mesa, podemos ver que el MAS-IPSP ha sufrido un retroceso en las gobernaciones donde solo obtuvo 3 de las 9 en disputa, pero que puede equilibrar gracias la presencia hegemónica en la mayoría de las asambleas departamentales (relevantes para la gobernabilidad regional), y también con la victoria en 240 municipios de los 336 en disputa, mejorando así los números obtenidos en las elecciones subnacionales de 2015.

¿Le nace una oposición por izquierda al MAS-IPSP?

Fuente: Opinión Bolivia

Las derrotas en los balotajes realizados en La Paz, Pando, Chuquisaca y Tarija representaron un duro revés para el MAS-IPSP, que por lo menos aspiraba a empatar las 6 gobernaciones obtenidas en 2015 (Beni, Chuquisaca, Cochabamba, Pando, Oruro y Potosí). Tanto las fracturas internas, como la mala elección de candidatos llevaron a derrotas que hace un par de meses eran inesperadas. Sin duda, el dato a destacar es que la mayor parte de esas derrotas no se dieron a manos de la derecha tradicional (salvo Santa Cruz y Tarija), sino ante formaciones políticas similares al MAS-IPSP, como son: el Movimiento Tercer Sistema (MTS), Chuquisaca Somos Todos (CST) y Jallalla, quienes a lo largo de la campaña capitalizaron todas las contradicciones y fracturas al interior del MAS-IPSP.

En el caso de Jallalla, la ruptura mediática de Eva Copa con el MAS-IPSP, le dio a esta casi ignota agrupación una predominante presencia en los canales televisivos. Sin duda, el crecimiento de la figura de la ex presidenta del senado fue clave para su victoria en la ciudad de El Alto, y también contribuyó a que Santos Quispe se convierta en el nuevo gobernador de La Paz. En este sentido, tanto Copa como el hijo del histórico líder indígena, Felipe Quispe, mantuvieron un discurso crítico al MAS-IPSP, posicionándose como la renovación al interior del campo popular. Caso similar sucedió en Pando, donde el gobernador electo, Regis Richter rompió con el MAS-IPSP -al no haber sido elegido como candidato-, por lo que posteriormente decidió presentarse bajo la sigla del Movimiento Tercer Sistema, uno de los partidos que mejor aprovechó las peleas internas del MAS-IPSP y que también pudo alzarse con la gobernación de Beni y las alcaldías de Cobija y Trinidad.

Por otro parte, Damián Condori ex secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Unificada de Trabajadores Campesinos de Bolivia, se alzó con la gobernación de Chuquisaca y le dedicó su triunfo a Evo Morales, a quien culpó de no haberlo elegido en 2015 como candidato a gobernador por el MAS-IPSP. En esta ocasión, Condori con el aprendizaje de la derrota en 2015, centró su discurso en perforar la base del MAS-IPSP y así, aprovecharse de las internas surgidas a raíz de la elección del candidato del oficialismo, Juan Carlos León.

El contrapeso y el poderío del de las asambleas departamentales

Pese a los malos resultados en la elección para gobernadores, el MAS-IPSP consiguió una presencia mayoritaria en las Asambleas Legislativas Departamentales de La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba, Chuquisaca y Pando. Además, de obtener un empate muy significativo con las fuerzas conservadoras en Santa Cruz y Tarija. Esto significa que para las gobernaciones obtenidas por el oficialismo, la gobernabilidad está allanada, mientras que para las gobernaciones obtenidas por Jallalla (La Paz), MTS (Beni y Pando) y Chuquisaca Somos Todos (Chuquisaca) está la obligación de negociar con el oficialismo para la aprobación de proyectos, presupuestos, entre otras cosas. En este sentido, es para destacar el voto cruzado de la población que se decantó por otros candidatos para gobernadores, pero que le otorgó al MAS-IPSP la llave de la gobernabilidad.

Fuente: Bolivia TV

Otro aspecto a señalar, es el crecimiento del MAS-IPSP en bastiones de la derecha tradicional (Tarija y Santa Cruz) donde el MAS-IPSP empató en el número de asambleístas, otorgándole la posibilidad de negociar con los asambleístas provenientes de las circunscripciones indígenas para definir la presidencia de estas asambleas departamentales. El mejor ejemplo de esto es lo sucedido en Santa Cruz, donde un asambleísta guaraní asumirá la presidencia de la Asamblea Departamental, significando esto un contrapeso al gobernador electo Luis F. Camacho, una de las caras de la derecha radical cruceña. En tanto, el MAS-IPSP tendrá la posibilidad de hacer lo mismo en la Asamblea Departamental de Tarija.

La marea azul en los municipios

En la pasada elección, el MAS-IPSP volvió a demostrar su poderío en los municipios de los 9 departamentos, donde obtuvo la victoria en 240 de los 336 que hay en el país, mientras que los partidos y agrupaciones ciudadanas de oposición sólo obtuvieron 96. Desde luego, esto demuestra la maquinaria electoral del MAS-IPSP, que como ningún otro país obtiene victorias aplastantes en el ámbito rural y en las ciudades intermedias.

Estas victorias le permiten al MAS-IPSP, ser el único partido político boliviano de alcance nacional, otorgándole una presencia hegemónica que se traduce en la victoria en 63 de los 87 municipios de La Paz, en 21 de los 29 municipios de Chuquisaca, en 8 de los 11 municipios de Tarija, en 8 de 15 municipios de Pando, en 8 de los 19 municipios de Beni, en 28 de los 33 municipios de Oruro, en 35 de los 41 municipios de Potosí, en 41 de los 47 municipios de Cochabamba y en 28 de los 54 municipios de Santa Cruz.

Fuente: Página Siete

El problema en las principales urbes

Caso contrario es lo ocurrido en las 10 principales urbes del país, donde el MAS-IPSP solo pudo obtener la victoria en 2 de las capitales (Sucre y Oruro), mientras que sufrió duras derrotas en las ciudades de El Alto, La Paz, Cercado, Santa Cruz de la Sierra, Cobija, Trinidad, Tarija y Potosí, dejando en claro las facilidades de la derecha para entender identidades locales, las complicaciones del oficialismo al momento de elegir candidatos y las dificultades para penetrar en las clases medias tradicionales. A su vez, hay que destacar que las fracturas internas al interior del MAS-IPSP, llevaron a la derrota electoral en El Alto, Cobija y Trinidad, donde inicialmente el oficialismo tenía grandes oportunidades.

¿Cómo queda la derecha?

Sin duda, algo que nos dejaron los resultados electorales es un escenario donde la derecha se encuentra fragmentada y en proceso de recambio de sus figuras. En este sentido, hay que señalar la derrota de los partidos políticos que enfrentaron a Evo Morales en los últimos 14 años (Demócratas, UN, Sol.bo y VAMOS), que fueron castigados electoralmente por cogobernar con Jeanine Añez, y que por lo tanto desaparecerán del mapa político. Caso similar ocurre con Carlos Mesa y Comunidad Ciudadana (segunda fuerza en la ALP), que sorprendentemente no disputó ninguna gobernación y tampoco ninguna alcaldía, allanando así el camino a Luis F. Camacho para que se convierta en el líder natural de la derecha boliviana, secundado por Manfred Reyes Villa (alcalde de Cochabamba), Iván Arias (alcalde de La Paz) y Jhonny Llally (alcalde de Potosí).