¿Qué planes tiene la derecha?

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Por Florencia Tursi Colombo

El pasado fin de semana en Bogotá, Colombia, se reunió el Foro de Madrid, una agrupación que congrega a la extrema derecha española. 

La llamativa presencia del Foro de Madrid abre una serie de interrogantes respecto de los objetivos, los alineamientos y los planes que la derecha latinoamericana tendría en consonancia con la derecha española.

Las derrotas en las últimas elecciones, en Chile, en Bolivia y en Perú y las posibles derrotas en las elecciones que vienen este año, en Colombia y en Brasil, marcan un nuevo escenario que es posible identificar como de retroceso para la(s) derecha(s). 

Ahora bien, la derecha no ha desaparecido de la escena. Por el contrario, su fuerte presencia en los distintos ámbitos políticos hace pensar en un reagrupamiento, un nuevo orden de la derecha que se organiza para una ofensiva. 

Por ello nos preguntamos: ¿qué planea la derecha y cómo se reorganiza en el escenario regional?

Como primera problemática debemos señalar la dificultad para hablar de una única derecha, en singular, ya que podemos observar distintas agrupaciones de derecha en cada país. Sin embargo, aquí hablaremos de “la derecha” con el objetivo de identificar los planes y las metas en común.

El Foro de Madrid

El Foro de Madrid se presenta como una alianza internacional de líderes, entidades y partidos con el objetivo de defender “la libertad, la democracia y el estado de derecho” ante el avance de lo que identifican como “la extrema izquierda”. 

El Foro pretende ser la contracara del Foro de San Pablo o del Grupo de Puebla. Fue creado en 2020 a partir de la Carta de Madrid, un manifiesto contra el “avance del comunismo” tanto en España como en América Latina.

Detrás, como auspiciante, se encuentra la Fundación Disenso, una organización de Santiago Abascal, líder del partido de ultraderecha, Vox, de España.

La Carta de Madrid ha encontrado adhesiones de distintos personajes como Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente de Brasil; José Antonio Kast, el ex candidato a la presidencia de Chile; Alberto Murillo, exministro de Gobierno de la expresidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, y en nuestro país, han brindado apoyo a la Carta de Madrid los diputados Waldo Wolf y Javier Milei.

En suma, el Foro de Madrid es el foro de la ultraderecha española con apoyo de la derecha latinoamericana. 

El Foro, al igual que el de Miami llevado a cabo el año pasado, busca acercar y organizar a las derechas con el objetivo de asentar posiciones, compartir iniciativas y actuar en conjunto.

La reunión del Foro de Madrid del pasado fin de semana en la capital colombiana fue bajo la consigna de una supuesta “amenaza comunista”.

El encuentro se enmarca en la campaña electoral que se está llevando a cabo en Colombia,  de cara a las próximas elecciones legislativas en marzo y presidenciales en mayo de este año, en donde se proyecta un triunfo de Gustavo Petro. 

El Pacto Histórico, una alianza conformada a principios del 2021 que agrupa a partidos y líderes de izquierda y centro-izquierda, con Gustavo Petro como candidato a presidente de Colombia, lideran la intención de voto a nivel nacional. De consumarse la victoria electoral, Petro podría poner fin al uribismo que ha gobernado en Colombia desde el 2002 e iniciar, tal vez por primera vez en Colombia, un gobierno progresista.

El Foro de Madrid reunió, en Bogotá, a distintos líderes de derecha de la región como a Ernesto Araújo de Brasil, exministro de Relaciones Exteriores de Bolsonaro; Carlos Sánchez Berzaín de Bolivia, exministro de la Presidencia, Gobierno y Defensa de Gonzalo Sánchez de Lozada; Francisco Tudela de Perú, exvicepresidente de Fujimori; María Corina Machado de Venezuela, exdiputada; Santiago Abascal de Vox; y hasta participó Álvaro Uribe, expresidente de Colombia, entre otros.

¿Derecha o extrema derecha?

Para clarificar este punto es necesario pensar en el proceso de radicalización de algunas fuerzas políticas que se ha venido dando en los distintos países. Nos sirven de ejemplo los casos de EEUU y de Brasil para entender la aparición de liderazgos, Trump en EEUU y Bolsonaro en Brasil, que pujan los discursos y las acciones de la derecha hacia una confrontación abierta y violenta contra el avance del progresismo y la ampliación de derechos. 

Estamos en presencia de una tendencia que arrastra a la derecha hacia un extremo en donde confluyen discursos de odio, racismo, teorías conspirativas, libre mercado, supervivencia del más fuerte, meritocracia y emprendedorismo, entre otros. 

Es dable pensar que, por un lado, el extremismo de derecha es una nueva tendencia que ha crecido con fuerza en los últimos años, pero, al mismo tiempo, no presenta nada nuevo, sino que es, tan solo, la radicalización de un discurso ya existente que se muestra públicamente como alternativa política.

No obstante, hay ciertas complejidades en este escenario ya que, en esa disyuntiva entre “derecha o extrema derecha”, ha comenzado a suceder que, la repercusión que está teniendo la extrema derecha empuja a la derecha “tradicional” o más “moderada” a seguir esa tendencia de radicalización. Por lo que podríamos llegar a pensar que la derecha en su conjunto va avanzando hacia posiciones más radicalizadas, intransigentes y hasta agresivas.

Las derrotas no reconocidas

El no reconocimiento de la derrota electoral es un aspecto que utiliza la derecha como parte de su juego. Se ha dado en Bolivia en 2019 y en Perú en 2021. En el primer caso, se consumó un golpe de estado, ya que la derecha con apoyo de la OEA (la Organización de Estados Americanos) se negó a reconocer la victoria electoral de Evo Morales. En el segundo caso, se reconoció la derrota un par de días antes de la asunción, luego de que se intentara, sin éxito, la impugnación de los votos. 

Esto implica también una dinámica compleja en los distintos escenarios políticos, en donde, la derecha, luego de perder la elección, se niega a contribuir en la gobernabilidad. 

Es así que, la tendencia a la radicalización de la derecha, se manifiesta en las distintas crisis, políticas y económicas, propiciadas por dicha ultraderecha. Sin embargo, el juego perverso se establece al no reconocer la responsabilidad de la crisis y atribuírsela a los gobiernos de turno. 

En el caso de Bolivia, una vez retomada la democracia con unas nuevas elecciones que sellaron la victoria de Luis Arce del MAS IPSP, la derecha comenzó, el año pasado, una serie de protestas que buscaban desestabilizar al gobierno. Asimismo, en Perú, la derecha está detrás de la crisis política del gobierno de Pedro Castillo que ha provocado el cambio  de gabinete en cuatro oportunidades desde que asumió, en julio pasado. 

Entonces, para concluir, nos preguntamos si la presencia del Foro de Madrid en Colombia no pretende organizar el accionar de la derecha ante las derrotas electorales ya consumadas o las que pueden llegar a dar este año. Lo preocupante es que, al parecer, los planes que tiene la derecha se alejan del camino democrático, buscando generar un clima de ingobernabilidad y de crisis en los países en donde la izquierda o el progresismo ganó las elecciones.