Rusia articula iniciativas con Irán y Turquía para abordar la crisis en Siria y la salida de cereales de Ucrania.. En Italia finalmente cayó el primer ministro Mario Draghi y se avecinan nuevas elecciones. En el Reino Unido los conservadores Rishi Sunak y Liz Truss competirán para definir el cargo de primer ministro. Por su parte Europa establece estrategias para enfrentar la crisis energética En América Latina se desarrolló la Cumbre del MERCOSUR con escasos avances y debilitada por las diferencias entre sus miembros.
Por Federico Montero y Pablo Macia
Rusia retoma la iniciativa con Turquía e Irán en Medio Oriente luego de la gira de Biden
A poco más de una semana de la gira de Joe Biden por Medio Oriente, el presidente ruso Vladimir Putin se reunió en Teherán con sus pares de Turquía e Irán para continuar fortaleciendo su influencia en la región. El encuentro tuvo como principal tema de agenda el conflicto en Siria, que divide al gobierno y la oposición desde los sucesos de la llamada “primavera árabe” en 2011. Rusia e Irán apoyan al presidente Bashar al Assad mientras que Turquía defiende a los rebeldes del Ejército Nacional Sirio. Desde 2017 los tres países lanzaron la plataforma de Astaná como proceso de negociación entre las partes para restablecer la paz en Siria. Rusia, Irán y Turquía acordaron condenar la presencia creciente de organizaciones terroristas en el país y rechazaron las sanciones contra el gobierno sirio. A su vez repudiaron los ataques de Israel contra Siria que, según los tres países, incluyen a objetivos civiles. Además llamaron a redoblar las negociaciones para la resolución pacífica del conflicto mediante el diálogo y la política según la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU. El encuentro generó un mecanismo de distensión de la situación para que Turquía frene de momento las operaciones militares en la frontera con Siria, donde pretende crear una zona de seguridad de unos 30 kilómetros. Las negociaciones continuarán en una próxima reunión en Moscú.

Pero el encuentro sirvió también para la realización de reuniones bilaterales en las que se arribaron a acuerdos comerciales y de cooperación que permiten a Rusia reorientar sus intercambios luego de las sanciones recibidas por las potencias occidentales. En ese aspecto, con el gobierno de Turquía, Rusia pretende expandir el comercio en el campo de los productos farmacéuticos y de alta tecnología, la industria ligera y la alimentaria. Mientras tanto, el gobierno de Recep Tayyip Erdogan mantiene una posición estratégica como garante del transporte de recursos energéticos y alimenticios ya que es miembro de la OTAN pero a la vez mantiene buenas relaciones con Moscú. Esa posición privilegiada permitió también este viernes arribar a un acuerdo entre Rusia y Ucrania para reanudar las exportaciones de granos. De esta forma se pondrá en marcha la exportación de 22 millones de toneladas de cereales ucranianos y de productos agrícolas como los fertilizantes rusos, de manera de poder afrontar la seguridad alimentaria de vastas zonas perjudicadas, sobre todo en África. Ucrania es uno de los mayores exportadores de trigo, maíz y aceite de girasol y el anuncio permitió una caída fuerte del precio de estos commodities en las bolsas de Chicago y en el Euronext. Es acuerdo corroborado por la ONU, permitirá a Turquía operar como base estratégica en Estambul para el tráfico comercial vía el estrecho del Bósforo.
Por otro lado, el encuentro en Teherán sirvió también para que Rusia e Irán fortalezcan la cooperación estratégica en materia de petróleo y gas, y el intercambio de sus derivados. De esta manera además del intercambio de tecnologías se construirán nuevos gasoductos que permitan reorientar la producción rusa disponible a partir de las sanciones de occidente. Se han acordado iniciativas de infraestructura por el equivalente de alrededor de 40 mil millones de dólares. Además, se acordaron los intercambios comerciales en monedas rusa e iraní, y la exigencia de levantar las sanciones a Irán de acuerdo al Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) de desarrollo nuclear con fines pacíficos que fue levantado unilateralmente por Trump en 2018. Al respecto, Teherán afirma que está en condiciones de producir una bomba nuclear, pero que no tiene por objetivo hacerlo. Por ello reclama el levantamiento de las sanciones por parte de Estados Unidos y de la calificación de “terrorista” a la guardia imperial iraní. Al respecto, un reciente artículo del New York Times develó que las investigaciones del Mossad (servicio secreto de Israel) no encontraron pruebas sobre participación de funcionarios argentinos o iraníes en los atentados a a la Embajada y a la AMIA en los ´90. Pero frente a las negativas de Washington a las demandas de Irán y los acuerdos de seguridad con Israel firmados la semana pasada, este escenario puede presentar un nuevo foco de tensión.

En Italia se consumó la salida de Mario Draghi y continúan las rondas para elegir primer ministro en el Reino Unido.
En el conflictivo escenario político y social que vive Europa a causa de la guerra en Ucrania, se acrecientan las tensiones internas, hace dos semanas en Inglaterra y ahora en Italia. Así se sumó la dimisión definitiva del primer ministro italiano Mario Draghi. El ex director del Banco Central Europeo entre 2011 y 2019 era reputado por distintos mandatarios como un gran aliado de las políticas llevadas por la Unión Europea. Pero el mandatario no obtuvo apoyo interno en el parlamento para el manejo de los 209.000 millones de euros del fondo europeo para la pospandemia. La quita de apoyo a su gobierno del Movimiento Cinco Estrellas la semana pasada, se sumó a la salida de La Liga y Fuerza Italia durante esta, en la que buscaba un nuevo voto de confianza. Así se precipitarán las nuevas elecciones que deberán realizarse dentro de los próximos 70 días de acuerdo a la constitución. Las fuerzas políticas de la derecha le quitaron el apoyo a Draghi especulando con el eventual triunfo en las próximas elecciones, tal cual lo estiman las últimas encuestas. Por su parte, los sectores del centroizquierda nucleados en el Partido Democrático y Libres e Iguales, corren por detrás y deberán evaluar si suman nuevas opciones como Italia Viva o el Movimiento Cinco Estrellas, que ha quedad estigmatizado como el responsable de la caída de Draghi. Los escenarios se repiten como en otras latitudes de Europa, y el desafío para las fuerzas será el de capitalizar el descontento social producto de la pandemia y las consecuencias de la guerra en Ucrania que han deteriorado las condiciones de vida de la población.

Por su parte, en el Reino Unido, continúa el proceso de elección del nuevo primer ministro luego de la renuncia del controvertido Boris Johnson. A la ronda final de candidatos ha llegado el ex ministro de Finanzas Rishi Sunak y la titular del Ministerio de Relaciones exteriores Liz Truss, con 137 y 113 votos de los diputados tories, respectivamente. Concluida esta etapa, la campaña continúa con las votaciones de los 160.000 afiliados al partido conservador que se realizará el 5 de septiembre. Las encuestas dan la ventaja a Truss en el voto de los afiliados partidarios, por unos 20 puntos. Entre los matices de ambos candidatos tories se encuentra Sunak con su propuesta de estabilizar la inflación y los presupuestos antes de bajar impuestos (fue el impulsor del impuesto a la renta extraordinaria energética cuando era ministro). Por su lado Truss aboga por una rápida quita de impuestos y recortes a la seguridad social. La ministra también tuvo un papel relevante en el conflicto con la Unión Europea al intentar renegociar la frontera del mar de Irlanda que se estableció en el brexit. El 4 de agosto tendrán su primer debate en la carrera hacia la primera magistratura.
Tensiones en Europa por la crisis energética
Luego de 10 días de tensión en Europa debido al corte del suministro del gasoducto Nord Stream 1 anunciado por Rusia para programar acciones de mantenimiento, finalmente se restableció el servicio. Sin embargo, desde la Unión Europea desconfían de las intenciones de Moscú y no descartan que puedan cortar el servicio deliberadamente o dosificar en parte su distribución como herramienta de presión. Ese diagnóstico generó tensión durante toda la semana, y proyectó en la Unión Europea un plan energético por si Rusia corta el gas. La propuesta consta de un plan para reducir el consumo de gas residencial en al menos un 15% entre agosto de 2022 y marzo de 2023. La iniciativa tiende a preservar el funcionamiento de la industria frente al hipotético caso de que Rusia corte el suministro en respuesta a las sanciones ejercidas por Europa en represalia a la guerra en Ucrania. Al respecto, un informe del FMI estima que Alemania podría perder casi 5 puntos porcentuales de su PBI entre este año y 2024 de no contar con el suministro de gas ruso. Mientras tanto, en Francia, la segunda economía de la Unión Europea, un 40% de gas proviene de Moscú, generando grandes perjuicios ante un eventual corte.
El Presidente de España, Pedro Sánchez se manifestó en contra de la propuesta de racionamiento del gas que impulsa la Comisión Europea dado que podría perjudicar mucho al país que ha invertido un gran esfuerzo en desarrollar infraestructuras de gas natural licuado y en la diversificación de fuentes que garantizan el suministro nacional en los escenarios más adversos. España ha invertido en plantas regasificadoras que son la puerta de entrada a Europa del gas licuado proveniente del norte de África y de otras latitudes.

Además, el presidente español considera que no es mediante una mayor austeridad la forma de enfrentar la crisis, sino a través de un nuevo impuesto temporal a la banca y las empresas energéticas para recaudar 7.000 millones en dos años. El ejecutivo prohibirá que este nuevo impuesto sea trasladado a los clientes y remarcó que así como la clase trabajadora y las clases medias están haciendo un esfuerzo, también deberán hacerlo los grandes grupos empresarios. Las medidas de austeridad frente al invierno, sumadas a los altos costos de los productos a partir de la ruptura de las cadenas de valor comienzan a desplegar tensiones sociales en distintos países de Europa, que a la vez potencian el malestar causado por la pandemia y se convierten en crisis políticas como las vividas en el Reino Unido, Italia, Estonia o incluso Sri Lanka, en otras latitudes.
La cumbre del MERCOSUR, entre sus límites, el estancamiento y los desafíos a seguir.
Este 21 de julio se desarrolló la sexagésima Cumbre del MERCOSUR, retornando a la modalidad presencial en la ciudad de Luque, Paraguay, luego la pandemia del covid-19 en 2020. La misma contó con la representación de sus cuatro Estados Parte, (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y de Bolivia y Chile como estados asociados. Bajo la Presidencia Pro Tempore de Paraguay se desarrollaron las negociaciones por una baja del arancel externo que impulsaba Brasil, y el pedido de Uruguay de flexibilizar el MERCOSUR para habilitar una negociación bilateral de Montevideo con China, entre otras cuestiones. En cuanto a la baja de aranceles externos se alcanzó un acuerdo del 10% frente a la posición de Brasil, que era la de reducirlos hasta un 50%. Por el otro lado, no se alcanzó el consenso para habilitar la propuesta divisionista de Uruguay, de establecer relaciones bilaterales entre estados parte y externos. Impedir esa iniciativa es fundamental para preservar la integridad del bloque en momentos en los que la regionalización se hace más necesaria que nunca debido a las rupturas de las cadenas de suministro y a la debacle de la “hiper-globalización” generada por la pandemia y la guerra en Ucrania.

El presidente Alberto Fernández participó de la cumbre afirmando que los países de la región son “enormes productores de alimentos” y pueden “ser, además, grandes proveedores de energía” y que el imperativo es aprovechar esa oportunidad colectivamente. Además, en calidad de Presidente Pro Tempore de la CELAC afirmó que “América Latina y el Caribe deben estar unidas de una vez y para siempre porque el mundo geopolíticamente ha cambiado y nadie se salva solo”. El Presidente tenía agendada una reunión con Joe Biden que fue postergada por encontrarse atravesando un cuadro de covid-19, luego de su gira por medio oriente. En diciembre se presentará otra oportunidad para que ambos mandatarios se encuentren, esa vez en Argentina, a través de la invitación que Fernández le realizó en el marco de la CELAC.
Volviendo a la Cumbre, en el Comunicado conjunto de los presidentes de los Estados Partes del MERCOSUR y Estados Asociados se destacaron los llamamientos a la resolución pacífica de los conflictos y la región como zona de paz, el esfuerzo mancomunado para la intervención frente al covid-19, la iniciativa de acercar el MERCOSUR a la Alianza del Pacífico, la importancia de la hidrovía Paraguay-Paraná, y el esfuerzo mancomunado para avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 y la lucha contra el cambio climático, entre otras cuestiones. Sin embargo, la gran mayoría de estos lineamientos han quedado como declarativos, sin avances ni resoluciones concretas. De la misma forma se ha redactado la Declaración Especial de Jefes de Estado sobre Seguridad Alimentaria y Producción Agropecuaria Sostenible en el Mercosur y la Declaración de los Presidentes de los Estados Partes del Mercosur y Estados Asociados sobre Recuperación Económica y Social Regional – MERCOSUR. Sin embargo el MERCOSUR continúa siendo el bloque de integración latinoamericana más antiguo y con mayor institucionalidad, con sus 31 años de existencia. Será sólo con una mayor voluntad política para integrar económica, política social y culturalmente a los estados parte la forma de avanzar en concreto a una mayor articulación. La complementación productiva, las inversiones en infraestructura y la cooperación científico tecnológica son algunos de los desafíos a tener en cuenta y deben estar por encima de las diferencias partidarias entre los países miembro. Tal es el desafío histórico del bloque en esta etapa trascendental que vivimos.