Vientos de esperanza en Brasil

Share

Por Miguel do Rosário*

Escribo este texto como si garabateara una carta desde una trinchera de batalla. Ha sido una guerra dura desde que Lula llegó al poder por primera vez, tras su victoria en 2002, y que no ha hecho más que intensificarse desde entonces. ¡Ahí van veinte años!

Todo se ha intensificado sobre todo desde 2013, cuando las jornadas de junio desencadenaron fuerzas reaccionarias que se ocultaban desde los años 60.

A pesar de la victoria electoral de la izquierda en 2014, con la reelección de Dilma Rousseff, la derecha siguió avanzando en la sociedad, hasta, finalmente, organizar el golpe de Estado en 2016, encarcelar a Lula y ganar las elecciones de 2018.

Todos estos años de inestabilidad política insoportable han producido, en la sociedad brasileña, una demanda casi desesperada de encuestas electorales. Su consumo es frenético y, ahora que faltan unas semanas para las elecciones, tenemos encuestas prácticamente todos los días.

Esta demanda por sondeos nace del deseo de estabilidad, previsibilidad, paz. Estos deseos también allanan el camino para el regreso de Lula al poder.

El expresidente es un viejo conocido del pueblo. Para los brasileños, se convirtió en un símbolo de paz, unión, superación. Es nuestro Mandela.

Lula derrotó una poderosa y violenta conspiración que lo encerró durante casi 600 días en un calabozo en Curitiba.

Para liberarlo de todos estos grilletes, se necesitaron años de lucha política. Una lucha cerebral, legal, ideológica, pero tan sangrienta y mortífera como una guerrilla en la montaña.

Para aplastar las trampas legales puestas contra Lula, escribimos notas, tesis y libros, organizamos seminarios, presentamos denuncias ante organismos internacionales y, finalmente, tuvimos un golpe de suerte, con la aparición de un hacker que reveló el submundo criminal de fiscales y jueces, responsables por el operativo que detuvo al expresidente.

Pero, ¿qué dicen las encuestas?

Señalan una victoria abrumadora de Lula, posiblemente en la primera vuelta, porque registran una ventaja tan grande para el ex presidente entre los segmentos más pobres de la población, que la imagen que hemos utilizado es la de un levantamiento popular.

Lula tiene el doble, o incluso el triple (cuando se mira a estratos aún más pobres), de votos, en comparación con Bolsonaro, entre los sectores más vulnerables de la sociedad.

Una encuesta difundida esta semana (31 de agosto), por Quaest, un respetado instituto, apunta al expresidente con el 52% del total de los votantes con un ingreso familiar de hasta 2 salarios, contra el 25% de Bolsonaro. Este sector, según la misma encuesta, representa el 38% del electorado.

Lula también lidera con el 41% entre los votantes con ingresos de 2 a 5 salarios, frente al 35% de Bolsonaro. Este segmento corresponde al 40% del electorado.

Estos dos sectores, en conjunto, representan casi el 80% del electorado brasileño.

Los brasileños pobres viven en una situación traumática. El hambre volvió. Los insumos básicos, esenciales, como el gas para cocinar, la electricidad, los alimentos proteicos, experimentaron un aumento insoportable de precios.

Súmale a eso un gobierno que hace culto a las armas, a la represión violenta, a la muerte, y tenemos una población asustada, hasta con miedo de protestar.

El gobierno de Bolsonaro, consciente de que los estratos más pobres de la población están muy descontentos con la situación económica, aprobó apresuradamente en el parlamento una pequeña ayuda económica a las familias. La oposición votó a favor de la ayuda, porque entendió que, independientemente del oportunismo electoral del gobierno, cualquier ayuda sería bienvenida, y esperaba que no se engañara al pueblo.

El ex presidente Lula, en sus mítines, siempre envía un mensaje a su electorado más pobre: ??”¡Toma el auxilio del gobierno y luego dale la espalda!” [a la hora del voto].

Las encuestas muestran que los pobres están siguiendo el consejo del expresidente. ¡También según la encuesta Quaest, cuyas entrevistas se realizaron después del pago del auxilio gubernamental ampliado, el porcentaje de votos para Bolsonaro está cayendo precisamente entre quienes reciben el auxilio! En otras palabras, la gente no está siendo engañada.

Entre los votantes que reciben el auxilio federal, la intención de voto por Bolsonaro ha bajado al 25%, mientras que Lula conserva el 54% de los votos en este estrato.

Otra característica muy llamativa de estas elecciones es el voto de los jóvenes. Entre los votantes más jóvenes, la ventaja de Lula en las encuestas se ha ampliado de manera impresionante.

Tenemos, por tanto, no sólo un levantamiento popular, de la población más pobre, sino también un levantamiento de la juventud del país, contra un gobierno reaccionario, que representa valores envejecidos, conservadores, anticuados.

Lula representa, por tanto, estos valores, que sólo parecen contradictorios, pero no lo son. Por un lado, representa la estabilidad y la paz, en contraposición a un presidente que se complace en producir inestabilidad e inseguridad, buscando a diario pelea con las propias instituciones democráticas que él debería proteger y respetar.

Por otro lado, Lula también señala a los sectores más vulnerables de la población, los pobres, las mujeres, los jóvenes, los negros, con un ambiente más democrático, donde es posible construir la lucha política necesaria para los cambios por un mejor país.


*Periodista, editor del portal “O Cafezinho” y presentador del Jornal da Fórum (www.youtube.com/forumrevista). Vive en Niterói. Twitter: @ocafezinho