Volveremos a Malvinas de la mano de América Latina

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–El presente artículo fue seleccionado en el marco de la Convocatoria “La Cuestión Malvinas” organizada por el Observatorio del Sur Global y la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur con motivo del 40 aniversario del conflicto del Atlántico Sur.–

por Mara Espasande*

…Nada dura doscientos años si no está sostenido en la comunidad, ese flujo constante de vida que da continuidad a lo que somos, cada vez, a cada instante. El sujeto de la historia no podría ser entonces “el general borracho”. Pero tampoco el político, el profesor, el periodista, el funcionario, el dirigente o el militante. Ni siquiera el ex combatiente es ese sujeto histórico (…) Es simple y al mismo tiempo misterioso: el sujeto de la Causa de Malvinas es el pueblo…

Julio Cardoso, 2010, Primer Congreso latinoamericano de la Causa Malvinas, UNLa.

Hay frases que se convierten en fórmulas discursivas que exceden ampliamente su carácter enunciativo. Encierran sentires y sentidos políticos, culturales, identitarios y, también,  ontológicos. “Las Malvinas son argentinas”, “Prohibido olvidar”, “Volveremos a Malvinas de la mano de América Latina” son algunas de ellas. Tal como analiza Sofía Vasallo, se trata de fórmulas discursivas que, “…en tanto fórmula se caracteriza por la concisión y la claridad (…) Se trata de una constatación que resulta válida más allá de cualquier acto concreto y personal de enunciación. El tiempo verbal empleado adquiere aquí un carácter omnitemporal porque expresa una verdad considerada de valor general o una norma permanente presentada como una ley en el proceso de enunciación/recepción (…) No tiene autor identificable, es una producción colectiva que forma parte de un acervo de saberes sociales que articulan redes conceptuales compartidas  (…) Integra argumentos cuyas premisas son repuestas automáticamente por los miembros de la comunidad” (1) . En tanto autoría colectiva, remite al sujeto social que -siguiendo a Julio Cardoso- explica la pervivencia de la Causa Malvinas a lo largo de los años: el pueblo. Pero, ¿a qué pueblo se hace referencia?  En primer lugar, al pueblo argentino; pero, también, al pueblo latinoamericano.

Ni bien comenzó el conflicto bélico del Atlántico Sur de 1982 emergieron diversas expresiones de solidaridad en un gran parte de los países de la región: Perú, Brasil, Venezuela, Panamá, Cuba, República Dominicana y Nicaragua, fueron algunos de ellos. 

En el campo militar, Brasil puso a disposición dos aviones EMB-111 Bandeirante en versión patrulla marítima para la Armada Argentina que vinieron a reemplazar a los dos P-2H Neptune, fuera de servicio luego de la misión del Sheffield. El país hermano, además, cerró sus pistas a los pedidos de aterrizaje de aeronaves militares británicas; República Dominicana, por su parte, ofreció públicamente el envío de tropas para apoyar a la Argentina; Uruguay, por su parte, se ofreció ser mediador en el canje de prisioneros entre la Argentina y Gran Bretaña y preparó el Operativo Maíz para habilitar el Hospital Militar y el Hospital Maciel para recibir heridos argentinos de guerra; la Cuba revolucionaria, ofreció dos batallones de casi 6.000 hombres de tropas especializadas en combate en clima frío; Venezuela, también, se contactó con el gobierno argentino para aportar pertrechos bélicos. También en el campo diplomático, encontramos acciones de enfático apoyo. El ministro de Relaciones Exteriores de Panamá Jorge Illueca defendió ante la ONU la postura argentina: “Y no se diga, por tanto, como se ha querido decir aquí en una ocasión anterior, que la Argentina está invadiendo las Islas Malvinas. No puede un Estado invadir su propio suelo. Las Islas Malvinas son suelo argentino, de manera que allí no se puede hablar de invasión, sino de una situación en la que la Argentina está ejerciendo sus derechos soberanos” sostuvo reconociendo que Argentina haciéndole “un gran servicio a la América Latina” (CSNU, Sesión 2350, 1982, p. 10). También denunció el accionar de EE.UU y la ineficacia del TIAR, sosteniendo que “América Latina carece ahora de un sistema de seguridad […] [La connivencia de los miembros de la OTAN, en detrimento del TIAR] es preocupante y causa un tremendo resentimiento contra los británicos y contra todas las naciones que están prestándose para que el Reino Unido siga cometiendo esta agresión contra la Argentina. Eso no puede pasar sin registrarse. Por eso consideramos que la raíz del problema es colonial, que el Reino Unido está en contra de lo que es el orden jurídico de las Naciones Unidas (CSNU, Sesión 2362, 1982, p. 17). (2)

Por otro lado, la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPPAL) presentó una solicitada firmada por 25 partidos políticos de 21 países de la región, anunciando “la solidaridad con el pueblo argentino en su lucha contra los vestigios del colonialismo en las Islas Malvinas”. Además de esta expresión de solidaridad, demandan a los Estados Unidos que se abstengan de “ejercer acciones o adoptar medidas que obstaculicen las justas reivindicaciones del pueblo argentino”, así como el respeto a la Organización de Naciones Unidas, y al “cada vez más desprestigiado” Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. La misiva concluye con el “reconocimiento al valor y patriotismo del pueblo argentino en su lucha desigual para hacer respetar la soberanía nacional. Confiamos en que como resultado de su sacrificio se le garantice, en adelante, la plena vigencia de sus libertades individuales y sociales y una creciente participación democrática en la vida política nacional”. (3)

Pero no solo en el campo de la cooperación militar y diplomática se encontraron actos de solidaridad, los pueblos –de diversas y originales formas- también se expresaron: en Caracas se realizó un apagón espontáneo en repudio del hundimiento del Crucero General Belgrano; en Perú, los trabajadores marítimos y portuarios se negaron a atender buques de bandera inglesa; se registraron más de 25.000 voluntarios bolivianos que vivían en el norte argentino para ir al frente de combate.Por otro lado, la militancia popular argentina exiliada, víctima del terrorismo de Estado aplicado desde el 24 de marzo de 1976, se puso en campaña para obtener apoyos a la Causa argentina en los distintos países de la región. Fue así, como los Centros de exiliados argentinos en América Latina convocaron a organizaciones políticas y sociales de Bolivia, Brasil, Costa Rica, Chile, Ecuador, Uruguay, Venezuela, Nicaragua, Panamá, Cuba, México y Perú y firmaron la Declaración de Lima, el 18 de mayo de 1982, que apoyaba “la lucha del pueblo argentino por Malvinas, como parte de una lucha por la independencia política latinoamericana”, sin que eso significara renunciar a la lucha contra la dictadura. Presentada ante el Presidente de Perú Fernando Belaúnde Terry, entro otros puntos, sostenía: “…primero: La batalla por la reivindicación de la soberanía Argentina sobre las Islas Malvinas es un capítulo más de la lucha por la independencia política latinoamericana, que culminará únicamente cuando sean definitivamente eliminados de nuestra región todos los vestigios de dominación colonial aún existentes; segundo: en esta legítima lucha anticolonial, el pueblo argentino –único depositario de la soberanía popular- cuenta con el respaldo militante e incondicional de todas las fuerzas  democráticas, populares y progresistas de la región, siguiendo así el ejemplo dado por los Libertadores en las batallas independistas de América Latina; tercero: para alcanzar la victoria contra la potencia colonial es necesario fortalecer la unidad interna e internacional. Por lo tanto, constituye un imperativo categórico lograr con urgencia la reconciliación de la familia argentina, de tal forma que sea posible conseguir la formación de un sólido frente patriótico único de carácter nacional; es fundamental igualmente la unidad de los países y fuerzas populares de la región alrededor del legítimo derecho argentino sobre las Islas Malvinas, que dejó ya de ser únicamente una aspiración nacional para devenir en una causa auténticamente latinoamericana (…); séptimo: Instamos consecuentemente a los gobiernos de los países latinoamericanos a proceder de inmediato a la reestructuración del sistema interamericano, para lo cual es necesario crear un organismo político regional de conformidad con las disposiciones pertinentes de la Carta de las Naciones Unidas, en el que estén representados únicamente los Estados de América Latina y el Caribe, con exclusión de los Estados Unidos, potencia mundial con intereses y objetivos contrapuestos al resto de los países de la región…”. (4)

¿Cómo explicar, entonces, el apoyo generalizado de América Latina a la recuperación de las Islas Malvinas por parte del Estado argentino, aún cuando el mismo se encontraba bajo un gobierno dictatorial? Debemos indagar al menos, en dos aspectos. Por un lado, la identificación de la Causa Malvinas como una causa antiimperialista; por el otro, los lazos de solidaridad existentes entre los pueblos latinoamericanos fundados en su pertenencia histórica a un mismo espacio cultural, social, identitario, en cuanto Patria compartida. 

Sobre el primer aspecto, cabe señalar que el 14 de diciembre de 1960, la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 1.514 (Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales) que sostenía que “todo intento de quebrar total o parcialmente la unidad nacional y la integración territorial es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Nacionales Unidas”.  Siguiendo este precepto, en 1965 mediante la Resolución 2.065 estableció, en relación al conflicto por las Islas Malvinas, que aplicaba el principio de ruptura e integridad territorial a favor de la Argentina y reconoció oficialmente la existencia de un conflicto de soberanía –históricamente negado por el Reino Unido-. De esta manera, la Cuestión Malvinas se definió claramente como un conflicto colonial y, en cuanto tal, despertó el apoyo de muchos de los países de la región y del mundo entero. 

Fidel Castro fue quien explicó esta cuestión en su encendido discurso a favor de la recuperación de las Islas en la VII Conferencia Cumbre del Movimiento de Países no Alineados. Allí, argumentó el por qué la Revolución Cubana apoyaba a la Argentina a pesar del carácter dictatorial de su gobierno: “La guerra colonial de la señora Thatcher y su Gobierno contra el derecho de Argentina a ejercer su soberanía territorial sobre las Islas Malvinas, derecho que el Movimiento recogió desde su misma fundación, motivó la solidaridad de los países no Alineados con el país agredido. Cuba, a pesar de las diferencias ideológicas y políticas que la distinguen del Gobierno argentino, no vaciló en apoyar la justa demanda de ese noble pueblo. Podríamos informarles a los países miembros que los sucesos de las Malvinas constituyeron un momento relevante en el desarrollo de una conciencia latinoamericana, en la fundamentación de la unidad de aquella que Martí llamó ´Nuestra América ?, como contraposición a ´la otra América´, como él denominara ´al Norte revuelto y brutal que nos desprecia´” . En su discurso denunció  el accionar de Washington que “se unió a los agresores europeos de Latinoamérica”. Y finaliza sosteniendo que “como respuesta a esa identificación de los colonizadores, el episodio de las Malvinas sirvió para unir entre sí a los pueblos latinoamericanos”. (5)

En su discurso, también, emerge el segundo eje planteado: los fundamentos históricos de la solidaridad de los pueblos, el pasado compartido frente al accionar imperialista –sea británico o estadounidense- y la necesidad de la unión para hacer frente a dicha ofensiva. Manuel Ugarte –un argentino latinoamericanista de la misma generación que José Martí- sostenía: “(…) A todos estos países no los separa ningún antagonismo fundamental. Nuestro territorio fraccionado presenta, a pesar de todo, más unidad que muchas naciones de Europa (…) Nuestras divisiones son puramente políticas y por tanto, convencionales” (9/11/1901). Esta historia compartida, las luchas y resistencias anticoloniales, brindan una de las claves para comprender lo que el conflicto armado en Malvinas generó en los pueblos latinoamericanos. 

En palabras del brasileño Guilherme de Aguiar Patriota, “La Guerra de Malvinas tuvo el efecto de movilizar el espíritu de solidaridad regional suramericana frente a una amenaza externa”(6), es decir, llegó a las fibras íntimas de los pueblos que, a pesar de estar organizados política-jurídica-administrativamente en más de una veintena de países, conservan aquellos elementos de unidad continental que se precipitan y emergen con fuerza, ante el accionar colonial.

El conflicto armado en Malvinas mostró, entonces, su fuerza en cuanto causa unitiva. Presentó la oportunidad de expresar aquel anhelo de los pueblos de re-unificar la Patria Grande desmembrada a la cual hacía referencia Ugarte. A partir de 1982 comenzarán a darse lentos pero progresivos acercamientos(7) que darán orígenes a organizaciones de integración regional –tales como el MERCOSUR y, luego, UNASUR- desde las cuales se continuará por vía diplomática el reclamo inclaudicable por la soberanía de las Islas Malvinas.


* Mara Espasande es Lic. en Historia (UNLu), Especialista en Pensamiento Nacional y Latinoamericano (UNLa), Directora del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte” de la Universidad Nacional de Lanús.


(1) Vasallo, S. (2017). Informe de investigación “La Gráfica del pueblo. Memoria de la causa Malvinas en el paisaje urbano”. Lanús: Observatorio Malvinas de la UNLa. pp. 31-32.  Disponible en: http://memoriamalvinera.unla.edu.ar/pdf/graficas-del-pueblo-informe-de-investigacion-diciembre-2017.pdf

(2) Ver: Rossi Pizzi, B. (2021). “El apoyo diplomático de Panamá a la Argentina en torno a la Cuestión Malvinas durante el período torrijista (1969-1983). Un análisis desde el prisma de la autonomía” en Perspectivas Revista de Ciencias Sociales.  Año 6 No. 11 Enero – Junio 2021, pp. 245-261.

(3) Disponible en: https://nuso.org/articulo/copppal-solidariza-con-los-pueblos-que-luchan-declaracion-de-managua/

(4) Firman: BOLIVIA: Javier Torres Gotilla, Ex-Ministro de Estado y Ex –Embajador de Bolivia en México. BRASIL: Paulo Schilling, Dirigente del Comité Brasileño de Solidaridad con los pueblos de América Latina y el Carib. COSTA RICA: Juan Echeverría Brealey, Ex – Ministro de Gobierno del Presidente Carazo, Humberto Vargas Carbonell, Ex – Diputado del Movimiento Pueblo Unido. CHILE: Carlos Morales, Ex – Presidente del Patido Radical de Chile y miembro actual de su dirección, Ex – Diputado y Dense Pascal Allende, Representante del Partido Socialista de Chile, Mario Díaz Barrientos, Representante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. ECUADOR: Horacio Sevilla Borja, Secretario Ejecutivo de la Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos (ALDHU);Enrique Gallegos Arends, Subdirector Nacional del Partido del Pueblo, Cambio y Democracia. Absalón Rocha, Miembro del Consejo Directivo Nacional del Partido Democracia Popular (Unión Democrática Cristiana),Jorge Chiriboga Guerrero, Secretario General del Partido Socialista Revolucionario Ecuatoriano, Diputado por el Frente Amplio de Izquierda; Carlos Rodríguez, Miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Frente Radical Alfarista (FRA) y Presidente del Comité del Pueblo. NICARAGUA: Freddy Balzán, Secretario Ejecutivo del Tribunal Antiimperialista de Centro América y El Caribe. PANAMÁ: Roko Setka, Miembro de la Comisión Política del Partido Revolucionario Democrático, Efraín Reyes Medina, Director de Bayano, órgano de los Frentes de Mas del PRD, Mario Martínez Puente, Periodista. PERÚ: Alfonso Barrantes, Presidente de la Izquierda Unida, Ernesto Gabarra, Diputado y Secretario de Relaciones Internacionales de Acción Popula, Carlos Roca, Diputado y Secretario de Relaciones Internacionales del Partido Aprista Peruan, Roger Cáceres, Senador y Secretario General del Frente Nacional de Trabajadores y Campesinos, Miguel Ángel Mufarech, Diputado y Presidente del Partido de Integración Nacional (PADIN), Jaime Montoya, Secretario General del Partido Demócrata Cristiano del Perú. URUGUAY: Juan Eyherachar, Representante de Convergencia Democrática en Uruguay. VENEZUELA: Pompeyo Márquez, Senador y Secretario General del Movimiento al Socialismo, Américo Martín, Diputado por la Nueva Alternativa, Ex – Candidato Presidencial. 

(5) Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de los consejos de estado y de ministros, en la VII Conferencia Cumbre del Movimiento de Países no Alineados, en el palacio de la cultura de Nueva Delhi, India, el 7 de marzo de 1983. Disponible en: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1983/esp/f070383e.html

(6) Observatorio Malvinas de la Universidad Nacional de Lanús. (2010). Actas del Primer Congreso Latinoamericano Malvinas, una Causa de la Patria Grande. Lanús: Edunla-

(7) La experiencia de la Guerra de Malvinas produjo huellas profundas en la región. Luego del conflicto, se produjo el abandono progresivo de la política de competencia siendo sustituidas por  procesos crecientes de unidad y colaboración entre las naciones de América del Sur. Por tomar solo un ejemplo, tal como plantea Moniz Banderira: “Hasta la guerra de Malvinas, las hipótesis de guerra del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas brasileñas eran las guerras internas o de guerrilla; los conflictos regionales, con uno u otro país de América del Sur (la Argentina entre los principales) (…) Desde la guerra de Malvinas, la hipótesis de guerra con los Estados Unidos se tornó objeto de estudio en las Fuerzas Armadas. Por esto, las Fuerzas Armadas de Brasil se persuadieron de haber ingresado en el ‘camino cierto’ cuando decidieron impulsar su propia producción de material bélico, a fin de no depender, tanto como fuera posible, de suministros externos” (2005) citado en: Trejo, C. (2021). “La batalla del Atlántico Sur y la integración suramericana” en Revista Allá Ité. Territorio y Cultura en América. Buenos Aires: CEIL-UNLa. Disponible en: http://revistaallaite.unla.edu.ar/97/la-batalla-del-atl-ntico-sur-y-la-integraci-n-suramericana.   También Metol Ferró plantea que fue un acontecimiento clave en el acercamiento de los Estado miembro fundadores del MERCORUR. Ver: Trejo, C. (2021). “La batalla del Atlántico Sur y la integración suramericana” en Revista Allá Ité. Territorio y Cultura en América. Buenos Aires: CEIL-UNLa. Disponible en: http://revistaallaite.unla.edu.ar/97/la-batalla-del-atl-ntico-sur-y-la-integraci-n-suramericana